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El Alma de La Máquina

Campos y Ficciones Entre lo Maquínico y lo Etéreo


SCORE: 8 Kusanagis de 10

 
 
 

El álbum debut de este dúo experimental tiene la rara distinción de ser bastante accesible, y más raro aún, es el hecho de que permanece como tal en todo momento, sin la necesidad de ceder ni comprometer su visión e integridad.

Cuando tenía 16 años, la banda en la que solía tocar fue invitada a un show metal-core, a pesar de que no éramos una banda del género. Para nada. Ninguno de nosotros vestía de negro, nuestros instrumentos estaban en afinación estándar, no teníamos un vocalista y éramos la única banda que usaba otros pedales aparte de fuzz o distorsión. Después de terminar nuestro set ante un apático público (a los chicos core no les gustaba la música alternativa pseudo-experimental) decidimos joder con las expectativas, por lo que afinamos nuestros instrumentos unos cuantos tonos abajo e improvisamos una canción metal-core a manera de burla (¡rebeldía adolescente!). El público aplaudió y finalmente decidieron acercarse a platicar con nosotros.

     Desde ese día, siempre pensé que la improvisación no era la gran cosa y, para un morro de 16 años que, en su mayoría tocaba shows caseros, no tenía qué serlo. Sin embargo, cuando comencé a madurar y ampliar mi bagaje musical, comprendí la seriedad del asunto y pude entender el miedo que, el sólo pensar en improvisar, evocaba en muchos músicos. Adelantémonos 17 años después (chale) y heme aquí, escribiendo una reseña sobre el álbum debut del dúo capitalino, El Alma de la Máquina, tratando de describir las complejidades que se suscitan durante las cinco piezas improvisadas que le dan vida a este LP.

Carlos Arias (de los ruidosos y psicodélicos Tajak) en las guitarras y Jorge Berumen en la batería y objetos, adoptan una postura bastante filosófica en lo que concierne a la descripción de su objetivo, utilizando términos como "fenomenología de la guitarra" y "ficción simulada". Para algunos, esto puede sonar a delirios de grandeza nivel Hunter Hunt-Hendrix; para otros puede parecer una manera legítima e interesante de describir un enfoque hacia el sonido, y el resto puede que ni siquiera lea el manifiesto. Pero si hay algo seguro es que, sin importar su posición, la mayoría disfrutará muchísimo de este álbum.

A pesar de su naturaleza experimental, Campos y Ficciones tiene la rara distinción de ser un álbum bastante accesible, y más raro aún, es el hecho de que permanece como tal en todo momento, sin la necesidad de ceder ni comprometer su visión e integridad. Al acercarme a este LP, supuse que, como suele pasar con este tipo de obras, no faltarían momentos de tediosa y abusiva experimentación que sólo culminarían en un estado de estancamiento; sin embargo, las exploraciones sonoras contenidas en este breve álbum, están lejos de ser simples ejercicios académicos o una muestra de auto-complacencia por parte del dúo. Cada pieza revela diferentes matices dentro de sí misma conforme va progresando, y la palabra clave aquí es "progreso".

Las pistas se desenvuelven con un flujo distintivo ejecutado por cada instrumento. Hay una sensación de soltura, pero ésta se encuentra contenida dentro de un conjunto definido de reglas idiomáticas: estamos escuchando el resultado de una improvisación, pero ninguno de los músicos se encuentra en territorio desconocido. La fluidez de las piezas hace evidente que están en su zona de confort, pero esto no es precisamente malo. La comunicación entre ambos miembros se manifiesta maravillosamente en la perfecta sincronía presente en cada cambio; la batería se vuelve más frenética a medida que la guitarra emana serpenteantes texturas sonoras, e incluso desaparece si el track así lo requiere. Por más repentinos que estos cambios pudieran parecer, no hay señales de titubeo que interrumpan el momentum de las canciones.

"La llegada" es el track que mejor engloba la misión y visión de Campos. Con una estructura llena de picos y valles, esta canción se posiciona como una de las más dinámicas dentro de este compilado. Su caos calculado se siente orgánico, moviéndose nerviosamente con una cadencia errática. La batería suena robótica al principio -casi rígida-, pero lentamente se vuelve más humana con cada crescendo, para reflejar la intensidad de la guitarra y sus nebulosas y tempestuosas texturas. El resto del álbum avanza de manera similar, con desperdigados patrones rítmicos que parecieran andar de puntillas sobre el éter, pero esto no quiere decir que esta sea una experiencia monótona; hay diferencias sutiles que hacen funcionar al álbum como una sola pieza dividida en cinco secciones. Incluso si los últimos dos cortes no son los más memorables, su presencia es vital, especialmente "Extravíos", que marca la primera y única vez que la batería se ausenta por casi 6 minutos, sólo para llegar al final con un 4/4 bastante movido.

El uso de la guitarra preparada es algo similar a lo que podemos encontrar en esa joya recientemente desempolvada que es My Sixteen Little Planets de Daniel Malempré, pero volcándose a un lado más abstracto. Obviamente, al tratarse de un trabajo en solitario, Malempré tuvo que recurrir a cubrir diferentes roles sólo usando su guitarra; para Campos y Ficciones, el acercamiento de Carlos Arias hacia su instrumento es un poco más reservado ya que tiene la ventaja de no estar solo en lo que respecta a la parte rítmica. Dentro del contexto de este álbum, lo que ofrece Arias funciona muy bien debido a la forma en que se alimenta, y alienta, la ejecución de Berumen.

Las notas en su página de Bandcamp indican que el dúo tiene como objetivo desarrollar un nuevo vocabulario (musical) y también están tratando de redefinir la forma en que se abordan la composición y la ejecución. Esto suena bastante remoto, ya que, técnicamente, están explorando un terreno que ya ha sido previamente forjado por experimentalistas como el ya mencionado Malempré, y percusionistas contemporáneos como Booker Stardrum y Eli Kezler, por nombrar algunos; sin embargo, eso no evita que Campos sea una excelente adición al panteón de la música experimental, especialmente en la escena mexicana. Podemos suponer que esta será la primera entrega de una tesis en curso, y es emocionante ver cuál será su próxima argumentación.