Ambiente
A
SCORE: 8.2
Hace 10 años, Ambiente lanzó su único LP hasta la fecha, logrando dejar un registro de su carrera y cimentando su lugar como una de las bandas más emblemáticas de Tijuana.
En la actualidad, la mayor parte de la humanidad vive dividida entre su vida real y su vida virtual. Hace algunos años, había un estereotipo nada halagador impuesto para quienes preferían delegar la mayor parte de su tiempo a navegar en la red; ahora, todos estamos conectados a todas horas y a quien decida mantenerse al margen de esta retícula formada de gatos, fake news y memes, se le considera anormal. Fue a partir de mi adolescencia cuando empecé a adoptar esta dualidad. Al terminar la instalación del internet en mi primer computadora, pude sentir el proceso de mitosis que me separó de mi yo virtual. Mi vida digital constaba en páginas de música (tabs de guitarra, leer reseñas) descargar canciones y -obviamente- interactuar por MSN. Mi versión IRL o AFK, se hacía tiempo para ir a la escuela, tocar guitarra y patinar.
Mi burbuja era tan pequeña, que no solía pasarme por la cabeza que Tijuana tuviera una escena musical tan ferviente, llena de bandas que no sonaban locales. Sus composiciones se daban un tiro con aquellas que escuchaba en mis cd’s o en las canciones que descargaba y de repente, la idea de no tener visa ya no era tan molesta.
La primera vez que escuché a Ambiente, fue a través de un programa nocturno en el canal local y de inmediato quedé enganchado por los misteriosos arpeggios, la potente sección rítmica y su total enfoque a la música por la falta de un vocalista. Tiempo después pude verlos en un concurso de bandas organizado por nuestra compañía favorita de telefonía celular, y eso era lo único que faltaba para considerarme fanático. En ese mismo evento conocí a Casa Wagner, quienes me parecieron una propuesta más arriesgada, llenando mis necesidades musicales un poco más, pero el cuarteto instrumental -junto con Loopdrop- pasó a influir directamente la manera en que comencé a hacer música; tanto, que en la primer banda que formé con mi mejor amigo, teníamos una canción que llevaba por apodo “la Ambiente” y otra “la Loopdrop”. Good times.
En una época donde el sonido que predominaba entre las bandas jóvenes era el emo-metalcore, tener la oportunidad de escuchar/ver a este tipo de proyectos era una bendición.
Ambiente siempre será la banda post-rock tijuanense, pero, dentro de todos los elementos base del género, cada corte en A poseía una discreta ambivalencia; estos tendían a desviarse -a veces de manera muy, muy sutil- a terrenos que probablemente no eran muy ajenos al post-rock, pero si los comparamos con canciones de agrupaciones actuales como Spilman, Triste Polizonte, Falsos Palíndromos o Spurs and Rockets, el sonido de Ambiente resalta por su inquietud y renuencia. Los clichés del género son perdonables en este álbum por la época en que las piezas fueron compuestas, y aunque no son lo suficientemente profundas en cuanto a textura ni ambientación como para considerar que estén inspiradas por la primera ola del post-rock, tampoco se sienten tan enfocadas en estar creando un clímax a base de crescendos cada que les es posible. Esto sólo logra recalcar lo poco que ha evolucionado este estilo a nivel local: la banda primigenia, a la que se le debería tener consideración por sonar como un producto de su tiempo, suena más fresca -aún después de 10 años- que los proyectos que le sucedieron.
Una de las influencias que más se puede percibir es Mogwai, lo cual funciona bastante bien, pues el conjunto escocés siempre fue uno de los más versátiles dentro del círculo post-rock mainstream, circa 2000-2006. Si embargo, las similitudes más obvias las tienen con la obra de Tristeza, sobre todo en la presencia que tiene la sincronía del bajo con la batería y en la manera en que la base de todas las piezas se repite y evoluciona, demostrando que el principal objetivo de la banda, era componer canciones que tuvieran estructuras reconocibles -incluso estándar- y no sólo ir uniendo partes con dramáticas transiciones. "Mímesis", tema inicial de este LP, pudo haber sido un track de A Colores (2005) pero Ambiente lo rescata con ese enérgico y genial transfer a mitad de la canción. De hecho, se puede considerar a esta banda como el hermano rebelde de Tristeza, al que no le daba miedo ensuciarse las manos con guitarras distorsionadas y frenéticos cambios de compás.
Enérgico es un adjetivo que se puede utilizar en más de un tema y es otro aspecto que pone a esta banda por encima de quienes le han seguido los pasos. La manera en que irrumpen en acelerados pasajes llenos de groove y staccatos no estaría fuera de lugar en alguna canción de rock alternativo o hard rock. "Great Beauty", "Infants Become Robots" y "Touched By Something Extra" son un excelente testamento de esta energía, la cual no se basaba en crear momentos meramente explosivos o en irrumpir con repentinos estruendos, sino en presentarlos como extensiones de la misma canción. Es fácil bajar la intensidad para anunciar la llegada de un crescendo para luego arremeter con tremolo picking cargado de capas y capas de overdrive, delay y reverb, pero eso ya no es un recurso natural, ha pasado a transformarse en una plantilla que puede ser incorporada a lo que sea. Ambiente se nutría no sólo de post-rock y las dinámicas que manejaban en sus instancias más pesadas eran la evidencia.
"Great Beauty" comienza con un ritmo amenazante y un aire imponente antes de mostrarnos su lado sensible. Las fluctuaciones son sencillas pero cada una refuerza los pasajes que le siguen, haciendo que los contrastes dentro de la canción suenen orgánicos y coherentes. Un cataclismo total le da cierre a este tema y su caótico declive acentúa perfectamente el sublime inicio de "Infants Become Robots". Este último fungió como lo más cercano a un single por parte de la banda y es fácil ver por qué es el favorito entre los fans, pues todo el ADN de la banda se encuentra empaquetado de manera bastante digerible en estos casi cinco minutos. Esto no quiere decir que A esté conformado de piezas obtusas y difíciles de seguir, pero un escucha promedio podría desesperarse por la falta de voz y por los pasajes más ruidosos; en ese aspecto, "Infants" funcionaba como el puente entre el público mainstream y el "conocedor", pues llevaba un ritmo no muy cambiante y la parte explosiva sonaba a algo que pudo ser tocado por U2.
Mucha de la fuerza y versatilidad de este álbum residen en el genial uso de la batería. Los desplayes de virtuosismo son sutiles y nunca caen en indulgencia; siempre ven por el bien de la canción como un todo, y no sólo en resaltar el instrumento. Este matiza con ímpetu, elegancia y una impecable ejecución. La producción es muy clara y no deja nada a la imaginación, resultando en un ambiente (je) bastante íntimo. El espacio se siente pequeño, pero los sonidos no se saturan, incluso las partes más estridentes suenan con mucha nitidez.
Puede ser que, al final, A sea un disco más de post-rock, pero es nuestro disco de post-rock. Para bien o para mal, inspiró a muchos tijuanenses a formar una banda o a cambiarle el nombre a la que ya tenían por uno menos Hot-Topic friendly, a dejar sus camisetas de bandas punk o emo y comprarse pedales de reverb y delay. Desgraciadamente, muchos de los proyectos con los que nos quedamos sólo han logrado perpetuar el chusco estereotipo de los “proveedores de crescendos”; por suerte, A queda como un registro al que podemos volver cada que la monotonía actual nos agobie.