Julek Ploski
śpie
SCORE: 7.9 Arcas de 10
En un estilo similar a Oneohtrix Point Never o las primeros LPs de Arca, Julek Ploski asombra, aterra y desorienta gracias a sus inestables piezas que, con una bizarra fluidez, se deshacen y se ensamblan sin afectar su esencia.
Al ver estas sesiones en vivo de Julek Ploski, lo primero que resalta y que podría resultar peculiar, es lo joven que es. Cuando escuché este álbum por primera vez, sí imaginé que se trataría de una persona joven, pero lo que se me venía a la mente en cuanto a apariencia era completamente distinto. Lo mismo va para el espacio donde se está llevando a cabo dicha sesión y para el público en general. Probablemente ya estoy en un declive mental y estoy sufriendo de un ligero caso de las cosas ya no son como antes-itis pero parece que la música experimental se está convirtiendo en un género de entrada para estas nuevas generaciones, quienes ya no pasan por el mismo proceso de "rock- a punk- a alternativo- a experimental- a...", sino que se están lanzando directamente a los obtusos ritmos del deconstructed club, a la estética hiperrealista del vaporwave, la abrasión atmosférica del noise o las envolventes texturas del drone o ambient. Esto no es un reproche, sino todo lo contrario: es una celebración.
Por tratarse de un artista emergente, Julek aún guarda un bajo perfil, y cualquier información respecto a su formación como músico probablemente sólo esté disponible en sus perfiles personales de redes sociales; sin embargo, después de varias escuchas, la influencia que más se viene a la mente es la del artista venezolano Alejandro Ghersi, mejor conocido como Arca. No toma mucho tiempo darse cuenta, pero después de cada escucha las similitudes se vuelven más aparentes, como si con cada repetición las canciones fueran despojando capa tras capa hasta revelar el verdadero origen de su ser a un nivel molecular.
Las similitudes con la obra de Ghersi van desde la portada del álbum hasta las intranquilas piezas llenas de glitches, abrasivos beats industriales y tajantes notas de sintetizador con un timbre oxidado y cristalino a la vez; sin embargo, Ploski no suena a una descarada copia de Alejandro. El joven compositor polaco logra perfeccionar y expandir lo que Arca hizo en su momento con obras como Xen o Mutant, y lo que nos presenta es un compendio de 12 tracks muy bien estructurados y que suenan bastante grosos gracias a la producción que se encuentra en un punto medio entre cruda y pulida. Esta le da el volumen adecuado a las canciones para que retumben con ímpetu tectónico y le brindan la claridad suficiente para poder apreciar las bizarras texturas creadas por Julek.
A diferencia de su álbum anterior, en donde el artista exploraba el lado más sereno de lo extraño, śpie es una placa que no tiene piedad. Es una fascinante pesadilla que, dentro de sus modestos 46 minutos, proyecta ansiedad y pánico, dando la impresión de estar en una ajetreada persecución, huyendo de alguien -o algo- a quien no le llevas mucha ventaja; esos momentos de intensidad desmedida creados por los frenéticos ritmos industriales bien podrían representar el efecto de sentir que las garras de tu perseguidor se encuentran demasiado cerca de tus hombros. A juzgar por el escabroso clímax en el último tema y el cierre tan abrupto con el que finaliza esta obra, podemos intuir que el desenlace no fue muy favorable para alguno de los dos.
El track inicial de este LP puede parecer parecer engañoso, pero al mismo tiempo puede considerarse como una sinopsis del álbum, pues engloba muchos de los elementos que encontraremos regados a lo largo de cada pieza. Se pueden apreciar samples deformes y saturados que difuminan su origen a través de un filtro metálico, loops de arpeggios que parecieran ser tocados en una celesta, una breve desviación a un pegajoso -y discernible- ritmo y pesados beats. Todo suena balanceado y fluye de manera orgánica a pesar del caos que se hace presente, evitando sonar demasiado abrumador; el autor nos está mostrando su tarjeta de presentación y lo hace con elegancia.
Esto aplica para todas las canciones. Las transiciones entre cada sección son bastante fluidas, aunque la manera en que se lleven a cabo sea un poco bizarra. Por ejemplo, hay un efecto sonoro al que el compositor recurre en más de una ocasión, una especie de reversa o succión (similar a la función “warp” en un pedal Giga Delay); este aparece casi inmediatamente al inicio de “papapapapapapapapppp” y evoca una sensación de ser absorbido a una dimensión alterna. En otras instancias pareciera simular un proceso de mutación, después del cual, la pieza ya no suena igual (“ja osoba która lubie”). A pesar de aparecer varias veces, no siempre suena igual y no parece tener el mismo propósito en cada uno de los cortes, por lo que no resulta cansado o tedioso. Esto también hace que los temas que no cuenten con muchos cambios suenen más dinámicos.
“Ja tata” es un terrorífico corte que nos puede recordar a un Yves Tumor debutante combinado con Puce Mary. Se trata también de una de esas piezas que logran aparentar una duración más larga de la que tienen en realidad, por medio de la unión de varios elementos, es otro ejemplo de la gran noción de balance por parte de Ploski. Resulta bastante cautivante cómo es que este álbum puede sonar tan abrasivo e inconexo, y al mismo tiempo pueda mantener el equilibrio; es uno de los actos de malabarismo más extraños.
Para muchos escuchas, tal vez sea decepcionante darse cuenta que las similitudes que esta obra tiene con otros proyectos de renombre son muy marcadas (hay una canción que suena a “Omgyjya-Switch 7”) y se entiende. Pero no hay que olvidar que este es el trabajo de un artista emergente, y se trata de su segundo intento de dejar una marca en el mundo de la música. Las posibilidades que puede tomar a partir de aquí son vastas y aún le queda el tiempo suficiente dentro de la curva de aprendizaje para permitirse intentar y fallar hasta por fin toparse con un sonido que pueda considerar como propio. Mientras tanto, con esto será suficiente, y si para muchos esta es una obra fallida, eso sólo aumenta mi intriga por saber cómo sonará el éxito en manos de Julek.