Anunnaki

Immanentize the Eschaton


SCORE: 8.8 O)))'s de 10

 
 
 

El dúo de Columbia Británica nos entrega una de sus obras más épicas hasta la fecha, donde cada segundo se siente vital y bien aprovechado.

El final se acerca y es inminente. Las noticias tanto a nivel nacional como internacional nos demuestran que cada día que pasa, el mundo está sucumbiendo ante la locura y Anunnaki se une a Godspeed You! Black Emperor para proporcionar la banda sonora a toda esta vorágine, pero lo hacen desde una postura más espiritual. Godspeed pinta imágenes de protestas fallidas, tanques patrullando por las calles de ciudades destruidas y de líderes mundiales comiéndose el uno al otro riéndose histéricamente, mientras intentan llenar sus bolsillos con dinero ensangrentado y cubierto de cenizas. Anunnaki propicia un estado de alteración sensorial que permite levantar el velo y revelar a todos los demonios que mueven los hilos.

Este dúo oriundo de Nanaimo, BC (Columbia Británica) lleva tres años confeccionando obras que suenan gigantescas, a pesar del número tan escueto de personal involucrado, y con este último lanzamiento, nos entregan su obra más épica hasta la fecha.

Desde que el álbum inicia, es evidente que esta será una obra con profundidad, texturas bastante definidas, creada con la intención de sacudir al escucha. Immanentize no pierde el tiempo y comienza con un ligero, pero efectivo shock; un sintetizador modular que retumba y no tarda en ser acompañado por humeantes texturas sintéticas que van aumentado de volumen lentamente, como las ascuas en un árbol al que acaba de golpear un rayo. "Rise of the Millenarian" no se siente como un intro, se siente como ser transportado súbitamente al epicentro de un bíblico declive que ya tenía tiempo suscitándose.  

     La claridad de los instrumentos y los efectos es tan vívida, que nada se pierde cuando llega la tempestad; estos suenan naturales a pesar de todos los efectos que los revisten. La ejecución es fluida y precisa, pero sin sentirse reprimida; no hayas fallas, pero tampoco se percibe que la perfección haya sido una preocupación durante el proceso de composición y grabación. Immanentize the Eschaton es pesado, estridente y se mueve libremente, sin importarle lo que derrumbe a su paso. 

     "Procession to the Apocalypse" realmente le hace justicia a su título con su ascendente cadencia en la que el ritmo se mantiene intacto y constante, pero la intensidad va en un eterno aumento; con cada transición, la pieza se va tornando pesada y urgente cada que una capa de overdrive se le va añadiendo. Esta fórmula, que consiste en sólo ir tocando lo mismo pero cada vez con más fuerza, ha dejado de sorprender pues es algo que ha sido utilizado hasta el cansancio por proyectos de post-rockstonerdoom, o bandas que apenas están comenzando a componer, pero Anunnaki no abusa de esta técnica; la hace funcionar dentro del contexto del disco al ser el único track que cuenta con esta dinámica. Esto resulta en un clímax que realmente hace notar su efecto, el cual persiste hasta los primeros minutos de "The Demiurge Begins Anew", funcionando como un respiro después la agitación provocada por el tema anterior. 

     El dúo sabe qué aspectos explotar y cuáles utilizar con medida y esto es lo que hace a Immanentize the Eschaton un excelente álbum cuando fácilmente pudo ser uno más dentro del sobre-poblado mundo de esa música que pretende casar el sosiego con el desasosiego al mezclar pasajes pesados con partes etéreas.  La descripción del álbum lo compara con Alice Coltrane sonando en los amplificadores de Sunn O))) y la influencia de estos últimos es la más obvia. Los minutos finales de "Demiurge" suenan un poco a "Báthory Erzébet", con ese vibrante drone que juega con nuestras expectativas, pero su final llega repentinamente, reflejando un poco el súbito inicio del disco. Esto podría dejarnos con la sensación de que no hubo un cierre, pero al cavilar respecto a qué es lo pudo haber faltado, nos topamos con pared. No había manera en que la banda pudiera generar otro clímax sin que se sintiera forzado, un pasaje ambiental más habría sido innecesario y una última canción pudo haberse quedado corta en comparación con todo lo que le antecedió. No podríamos pedir más, pues los músicos se entregaron totalmente. 

     Una preocupación que puede surgir al ver que un álbum tiene pocas canciones -pero de proporciones épicas- es qué tantos de esos minutos serán tiempo muerto y cuántos serán aprovechados de manera coherente dándole forma a una canción donde cada lapso de tiempo se sienta vital. Anunnaki nos brinda una placa donde ni un segundo se siente desperdiciado; la duración de los pasajes ambientales es la adecuada y justo cuando podría empezar a tornarse redundante, el dúo irrumpe con un nuevo movimiento o una nueva textura. El momentum nunca decae y siempre hay una noción de progreso, pues las piezas nunca se quedan estancadas. Incluso “Procession” que es el tema más repetitivo, encuentra la manera de hacer que cada secuencia se sienta fresca.

Definitivamente nos encontramos ante una obra que, sin duda, se convertirá en un referente de los rumbos que pueden tomar géneros como el stoner o doom; rumbos que se alejen de la estética caricaturezca de muchas bandas y que por fin se aleje del exagerado -pero justificado- culto a los (grandiosos) riffs de Iommi. La pesadez en las piezas es un efecto colateral, no el objetivo principal. La meta es hacer música que genere un estado de trance y relajación, es sólo que Anunnaki decide hacerlo con sus amplificadores up to 11.