Salón Dadá/
Col Corazón

Lo que no existe, existe: Registros de una saga post punk en el Perú (1986​-​1990)

 

SCORE: 8.6 Artauds de 10

 
 
 

Buh Records nos sigue presentando más y más evidencia de la rica historia peruviana en el ámbito de la música alternativa y experimental, ahora con una recopilación que muestra la constante -pero trunca- evolución de Salón Dadá y Col Corazón.

Durante los 365 días que pasan a lo largo de un año, siempre se llevan a cabo sucesos que traen consigo un cambio radical que afecta el curso de la historia como la conocemos; ya sea a gran escala o de una magnitud modesta, ningún año está exento de eventos que van desde movimientos socio-políticos, avances tecnológicos, nacimientos, muertes, ruptura de paradigmas en el arte, descubrimiento de especies nuevas, etc. Tomemos el año 1986 como ejemplo. A principios de ese año, el mundo se pone de luto después de la tragedia del Challenger; meses después, Baby Doc huye de Haití poniéndole fin a una longeva dictadura. El año sigue avanzando y fallecen -entre otras figuras públicas- Jorge Luis Borges y Cliff Burton (nombres que, confieso, nunca pensé escribir uno seguido del otro); Maradonna anota su infame gol con "la mano de dios" y para finalizar, el 31 de diciembre (mi día de nacimiento), un trío de empleados inconformes le prenden fuego al Hotel Dupont Plaza en Puerto Rico, dejando un saldo de 97 muertos. 

Mientras tanto, en Perú persistían las consecuencias de una dura recesión que puso al filo a todo el país, creando una depresión que ennegrecía cualquier idea de un futuro próspero. Debido a la falta de recursos, las disqueras dejaron de apoyar a la vibrante escena rockera que se encontraba en todo su apogeo, haciendo que la nueva generación de músicos y jóvenes inconformes buscaran refugio en la inquietud volátil del punk y el hardcore, creando una ola de música nueva. Una vez más, Perú se veía como el epicentro de un cambio de paradigmas musicales que no pudieron disfrutar de la atención merecida sino hasta mucho después.

De entre los escombros de bandas anarco-punks que tuvieron su auge durante el clímax de este tumulto social, había quienes querían expandir sus horizontes musicales, tal como Támira Bassallo (bajo y voz), Juver “Hoover” Reyes (batería) y Monika Contreras (guitarra) -quien abandona el proyecto y en su lugar entra Jaime de Lama- hicieron al crear Salón Dadá, con la intensión de explorar diferentes matices, ampliando lo que el punk y post-punk habían ofrecido hasta el momento. Posteriormente, al solamente quedar Bassallo y de Lama, optan por cambiarse el nombre a Col Corazón. Ambas instancias pusieron al post-punk bajo un sofisticado esquema con su intelectualismo absurdo, fusión de sonidos y constante -aunque trunca- evolución.

Buh Records nos sigue presentando más y más evidencia de la rica historia peruviana en el ámbito de la música alternativa y experimental, la cual va más allá del rock psicodélico, género que tiende ser el principal cuando se abre alguna conversación de los aportes musicales de esta región.

La calidad de la producción con la que está presentado este compilado no es la mejor, pero al tratarse de un ejercicio de recopilación de momentos importantes en el desarrollo de la escena independiente en el Perú -y que aparte fueron captados infraganti-, realmente no afecta la experiencia; la realza y le da autenticidad. El objetivo es situar al escucha en el momento, sin cortes y en crudo, para que la experiencia sea lo más fiel posible y en ese aspecto, Lo que no existe, existe logra su cometido, pues en verdad se siente como estar en el underground peruano, siendo testigo de cómo estas grandes figuras del rock subterráneo se desenvolvían en el escenario, en una época llena de incertidumbre. A pesar de la crudeza, cada grabación tiene profundidad y la suficiente claridad para que la instrumentación sea perceptible y se pueda discernir qué es lo que se está tocando. Los ecos de la voz recorren rebotan en un espacio al que le podemos asignar una representación visual a pesar de que muchos de nosotros no tuvimos la oportunidad de estar ahí. 

     Superficialmente, ambas agrupaciones podrían no presentar mucho dimorfismo entre sí, sin embargo, un elemento que los separa es el uso que se le daba a los recursos en cada proyecto. Salón Dadá tenía un sonido más apegado al post-punk puro (aunque contaba con distintivos elementos que los hacían sobresalir) con sus guitarras angulares, feedback, palpitantes ritmos con énfasis en el uso del contratiempo, hasta en su imagen uniformada. Col Corazón optaba por una estética más apegada al dream-pop, sin dejar de lado la fuerza y estridencia que expulsaban en el proyecto anterior. Esto hacía que sus composiciones tuvieran más matices; podían pasar de la repetición tribal a disparos disonantes de guitarras llenas de fuzz, siempre con una calidad etérea e hipnótica. Otro elemento importante -y este se extendía a ambas bandas- era la inclusión de elementos autóctonos en sus piezas. Esto resalta en "Sisinina", en donde la guitarra, junto con el lánguido ritmo de la batería crean una fusión que suena a Cocteau Twins o The Cure (circa Pornography) tocando música andina, con áridos toques psicodélicos. 

     La elegancia en las composiciones evoca a la experimentación que puso a Mission of Burma muy por encima de varios proyectos post-punk y hardcore norteamericanos, pero no sólo es este detalle el que hace de Dadá y Col dos referentes obligatorios del post-punk sudamericano. La ejecución instrumental estaba muy lograda, en especial el excelente acoplamiento entre la batería y el bajo. Ni la grabación más austera puede esconder tras la distorsión y saturación que algunos cortes presentan, lo bien que ambos instrumentos retumban al unísono creando una base sólida sobre la que las estridentes guitarras disparan sus ajetreados acordes y arpeggios o incurren en delicadas escalas folclóricas. La voz de Támira era polifacética, oscilando entre un fluctuante falsetto estilo Elizabeth Frasier, a una cadencia nerviosa con el inconfundible sello de Eve Libertine. En ocasiones, la vocalista tenía una entrega ominosa y aplanada, como si se tratase de la contraparte femenina de Michael Gira.

Como es era de esperarse, Salón Dadá es la agrupación que cuenta con las líneas de bajo más extravagantes y juguetonas. Estas incitan al baile y al movimiento desmedido. Por otro lado, los ritmos conjurados por Col Corazón, parecían fluir hacia el interior, incluso en los tracks con más energía, como en "Marlene" y "Doce Pupilas", donde el espíritu de la agrupación anterior aún está presente. Sin embargo, se puede apreciar una tenue inclinación hacia un sonido con más texturas y efectos. Así mismo, en el tema que abre el disco, "Lista Ele" por Dadá, queda en evidencia que esa transición de un estilo destemplado a otro más atmosférico era un movimiento que se habría dado eventualmente, independientemente de un cambio de alineación o de nombre.

Con la peculiar visión de los integrantes principales, este crecimiento era cuestión de tiempo.