Por medio de opulentas texturas sonoras, Phantoms vs. Fire logra situar al escucha en un universo cinemático, en donde una excelente mezcla de ambient, glitch, drone y IDM funcionan como elementos que le dan cuerpo al principio de una surreal narrativa, la cual se extenderá a lo largo de ocho discos.
Thiago Desant es un prolífico artista sonoro y productor brasileño, que ha incursionado en diferentes ámbitos de la música electrónica. Su trabajo bajo su nombre de pila es dramático y frondoso, lleno de frenéticos y opacos beats que contrastan con sintetizadores brillantes llenos de serenidad; sin embargo, el resultado final no es lo suficientemente complejo o cautivador como para resaltar dentro del saturado campo del lado más cinemático que ofrece la electrónica. Por otro lado, como Phantoms vs. Fire, Thiago es capaz de crear cautivadoras piezas incluso en sus momentos más "estándar" como en su debut bajo el sello teutónico Blackjack Illuminist Records, el cual no dejaba de palpitar aceleradamente con sus contagiosos ritmos, pero al mismo tiempo sugería un ambiente introspectivo que presagiaba lo que estaba por venir.
Ahora, en su segunda incursión con Blackjack y valiéndose de glitches, grabaciones de campo y duraciones extendidas para darle cuerpo a su narrativa, Phantoms vs. Fire logra situar al escucha en un entrañable universo alterno. Si su penúltimo álbum era el equivalente a una ajetreada -pero agradable- fiesta en casa, este disco equivale a despertar sin recuerdo alguno del bullicio anterior y aterrarse al ver rostros (incluso el propio) que ahora resultan desconocidos.
A pesar de la etiqueta dark ambient, la experiencia no es totalmente sombría pero sí cuenta con bastantes momentos inquietantes que yuxtaponen ruido rosa y ruido blanco con dulces ostinatos y arpeggios que suenan fuera de lugar al estar rodeados de tanta estática o al reposar sobre desoladas grabaciones de campo.
Hay una familiaridad muy latente, pues My Mind As Your Amusement Park no abre una brecha entre el ambient y terrenos desconocidos ni rompe paradigmas, pero Desant hace un excelente trabajo manteniendo una obra perfectamente balanceada que se rehúsa a anidar en un sólo lado del espectro de la música electrónica.
Tras unos cuantos segundos de sonidos a un volumen casi imperceptible, "D des i gn Offf Nightm ma res s" se desenvuelve lenta pero efectivamente, pasando de un airoso drone a un mantra de dos notas en diferentes registros que comienza con timidez y que después va tomando fuerza, para al final irse deformando tras el uso de un filtro. Con la misma sutilidad con la que apareció, este ostinato se esfuma después de haberse adentrado en la penumbra. Si se tratase de un soundtrack, no es difícil imaginar esta pieza sonando durante los créditos iniciales de una película de David Fincher.
Esta dinámica simula perfectamente la llegada de un personaje a un mundo desconocido para ella/él y aunque esa secuencia de notas no se vuelve a repetir como tal (no se trata de un leitmotif en el disco) ese sentimiento de incertidumbre persiste durante todo el álbum. Uno de los elementos que realzan el trabajo de Thiago en esta placa, es que se mantiene homogéneo -fiel a su esencia- sin tornarse redundante, pues MMAYAP se toma su tiempo para evolucionar e ir materializándose, volviéndose cada vez menos abstracto, pero no por eso, menos interesante.
Los sintetizadores en las piezas ambient suenan como si estuviesen perdidos; las notas se apagan casi después de haber sido emitidas, pues una estancia prolongada en un lugar desconocido supone un peligro para quien se encuentra extraviado. "As The Ashes Touch My Skin" es un tema que ejemplifica esto a la perfección debido a su similitud con el trabajo de Akira Yamaoka para el OST de la saga Silent Hill, por su maridaje de un aire amedrentador y ominoso con un tono melancólico. Esas tenues notas son el único resguardo que existe en este mundo al que PvF nos ha obligado a entrar, pero por su inestabilidad no nos pueden proteger por mucho tiempo.
A partir del track titular, los elementos que ya se habían comenzado a sentir familiares se ven acompañados de nuevos componentes; estos últimos cortes cuentan con guitarras acústicas y beats à la Warp Records que acompañan a esas palpitantes texturas granulares que dominaron la primer parte del disco, dándole un giro considerable pero sin que se pierda el rumbo estético y conceptual de esta obra.
El único contacto con algo humano se tiene en la pieza final, gracias a un cántico que se repite creando un trance bastante aterrador, pues el efecto robótico en la voz en conjunto con la naturaleza ritualística de la canción, crean una disonancia evitando concretar un cierre para el álbum. Gracias a este efecto, MMAYAP queda en puntos suspensivos, dejando la puerta abierta para el siguiente episodio.
El qué tanto la música realmente se apegue a la ambiciosa historia escrita por Thiago queda a la discreción del escucha. Probablemente el saber que hay un hilo conceptual que se desarrolla a través de cada una de las piezas incentive al espectador a poner más atención, pero MMAYAP no necesita valerse de esto; es envolvente por sí solo y el que haya un relato detrás simplemente es un valor agregado. Incluso, para más de uno podría resultar más estimulante imaginar una historia propia, en vez de tener que apegarse a la que el artista quiere presentar.
Este es un excelente e intrigante inicio de una saga que promete bastante, pero es inevitable no dejar al neurótico que vive en mi interior preocuparse por el hecho de que la calidad se pueda ver comprometida a lo largo de los siete volúmenes que faltan. Es de esperarse que eso suceda, y esa es la razón por la cual la mayoría de los artistas que han compuesto álbumes conceptuales se han limitado a mantenerlo a un álbum por historia. De The Who a Mastodon, las ficciones que acompañan a la música han sido diferentes de disco en disco, dejando que el artista pueda personalizar el enfoque de cada relato.
¿Thiago será capaz de mantener interesado a su público en estos ocho capítulos en los que se dividirá su historia? ¿A partir de qué disco se empezarán a notar las debilidades? Lo más sensato será no atormentarse con estas preguntas y quedarse anclado en el aquí y el ahora, aunque estos resulten inquietantes gracias al inmenso poder con el que esta obra absorbe a quien se atreva a escucharla.