Concepción
Huerta

Personal Territories


SCORE: 8 Pteridium aquilinums de 10

 
 
 

Por medio de esta pieza conceptual, Concepción Huerta nos obliga a reflexionar respecto al estado actual de nuestro entorno y su decadencia en manos de nuestra voracidad y esa necesidad tan humana de conquistar espacios ajenos.


¿Recuerdan cuando varias bandas de post-metal o doom-gaze buscaban demostrarle al mundo lo alejadas que estaban de los estereotipos estéticos del metal, utilizando imágenes que contrastaran con lo pesado de su música? Un ejemplo clásico es la portada de Quietly por Mouth of the Architect, que parecía ir ligada más a un álbum de Sigur Rós -de hecho, guarda cierta similitud con el cover de ( )- o algún otro proyecto similar (The Album Leaf, Eluvium, etc...). Dicha práctica rara vez trascendía más allá de sólo presentar una supuesta madurez musical al mostrar una imagen que rechazara los clichés de una escena de la que, renuentes, muchos de estos proyectos pretendían huir. Pocas veces había un concepto que realmente se trasminara al contenido del disco o que lo complementara.
Esto podría decirse de una infinidad de portadas de un sinnúmero de géneros, pero son los estilos anteriormente nombrados los que se hacen acreedores a esta mención por cómo pretendían jugar con los extremos portada bonita-música pesada.

¿Cómo se relaciona todo lo anterior con el último lanzamiento de la artista sonora Concepción Huerta? En el hecho de que, a diferencia de bandas como Alcest o MotA (je) Huerta sí formaliza la unión entre la presentación visual y el contenido musical; hay un tema que se trata y sobre el que se elabora ya sea a partir del sonido o a partir de la imagen, y en Personal Territories, esto es manejado a la perfección.

En la portada del álbum y en el material promocional, se pueden apreciar verdes paisajes y frondosos follajes que contrastan con texturas opacas y oxidadas que simulan mecanismos desgastados forcejeando para poderse mover. Los sonidos rasposos y abrasivos que se dan a partir de la fricción de estos movimientos fracturados, se deslizan con una cadencia similar a través de los diferentes tracks que le dan forma a Personal Territories. Cada secuencia se empuja a sí misma, desenvolviéndose de manera tortuosa, como si tuviera vida propia -una que no pidieron-, producto de una mano invasora y destructiva.

Resulta bastante devastador ver esas imágenes mientras se escucha el álbum, ya que esa discrepancia entre lo natural contra lo artificial, de lo prístino contra lo podrido, retumba con creces gracias a la pesadez con la que Huerta confeccionó estos cinco monstruos sonoros a partir de loops con cintas de casete y otros recursos electrónicos muy alejados de un setup tradicional, pues no cuenta con instrumentos musicales. La meta era crear una obra que explorara el concepto de la invasión y el apropiamiento por medio de la violencia y la destrucción del espacio a conquistar. Es por eso la importancia de los elementos visuales, pues con estos, la compositora logra complementar y darle coherencia a su discurso inarticulado.

Personal Territories es un reflejo de la tóxica intervención que el ser humano ha tenido en su entorno; por esta razón, esos espacios abiertos e iluminados proyectados en las fotografías se sienten tan fuera de lugar al compararse con la experiencia extremadamente claustrofóbica que persiste por varios minutos después de que la última canción llega a su fin.
Con la vívida parte gráfica, Concepción nos dice "así debería ser...", mientras que con la parte aural, nos confronta y nos grita "...¡pero así se siente!". El mensaje es claro, conciso pero al mismo tiempo, sutil. Es un llamado a la reflexión sin pregonar algún tipo de autoridad moral sobre el escucha.

En cuanto a composición, esta placa va muy de la mano con la noción original de la música experimental, en la que el resultado final no era más que el desenlace de procesos que se iban acomodando gracias al azar. Esto no quiere decir que las piezas no tengan un propósito dentro ni fuera del contexto del álbum, sino al contrario. La deformación de las grabaciones captadas en cinta, cada cambio tímbrico y tonal, la manipulación del compás con cada girar de una perilla y todo en lo que desembocan estas decisiones que Concepción va tomando sin realmente saber el rumbo que el track tomará, son técnicas tradicionales pero que se adhieren bastante bien a la temática de esta obra, creando un ciclo en el que ambos aspectos (visual-musical) se nutren el uno al otro.

Una de las desventajas de recurrir a técnicas estándar, es que las similitudes con trabajos ajenos se vuelven bastante palpables. Obviamente, por la naturaleza azarosa de este tipo de música, es casi imposible que dos piezas de autores diferentes terminen sonando idénticas, pero cortes como "Start (Maria's Song) y "Travel", no estarían fuera de lugar en el repertorio de un artista como el mítico noiser Aaron Dilloway.

Con esta placa, Concepción Huerta hace una valiosa adición a su prolífico catálogo, cimentando su lugar como una de las artistas experimentales con más presencia y relevancia en las profundidades de la escena underground nacional.
Ojalá Personal Territories pueda ganar terreno y ocupar el lugar que merece dentro del zeitgeist mexicano de la música independiente... sin tener que valerse de actos de apropiación forzada.