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Amirtha Kidambi/
Lea Bertucci

Phase Eclipse


SCORE: 7.5 batas ceremoniales de 10

 
 
 

Con un enfoque minimalista, Lea Bertucci y Amirtha Kidambi confirman que menos es más, logrando que Phase Eclipse sea una experiencia fascinante en su totalidad, llevando a la catarsis por medio de la serenidad, intensidad y espontaneidad.

La mayor parte de la obra de Lea Bertucci se puede resumir en la siguiente tesis: "¿cómo interactúa el sonido con el espacio?". Principalmente, la artista se ha enfocado más en explorar esta premisa en un contexto arquitectónico, pero en esta placa la vemos trabajando dentro de los confines del cuerpo humano; específicamente con la garganta, el diafragma y la laringe, los cuales, al pertenecer al sistema respiratorio de Amirtha Kidambi, dejan garantizada una experiencia visceral, llena de momentos que llevan a la catarsis por medio de la serenidad, intensidad y espontaneidad.

     Prolongados melismas se parten en dos y surcan el cielo como rayos de luz; caóticos y saturados scats rompen la barrera entre las bocinas y el escucha; de repente, tienes alguien haciendo sonidos de succión frente a tu cara, pero no puedes -y no quieres- apartar la vista. Tal es el poder que posee la voz de Kidambi, la cual es bastante densa y versátil por sí sola, pero en Phase Eclipse, es enaltecida por la errática manipulación sonora por parte de Bertucci. La entrega lírica es tan intensa, que prácticamente sufrirás de hiperventilación cuando la música termine. Amirtha demuestra que puede brillar en cualquier rol que se proponga, ya sea como líder de su propia banda o como el punto medio entre el sonido distorsionado y quien lo maneja.

     No es la primera vez que estas artistas colaboran, pero sí se trata de la primera vez que  queda documentado, y es probable que esta sea la razón por la cual el álbum tiene cierto aire ritualístico, pues la manera en que esos repetitivos cánticos crean diferentes capas en tracks como "Under the Influence" y "Smoldering, Seething" dan la impresión de estar escuchando a un numeroso grupo de personas en trance, gimiendo al unísono, como si celebraran la unión de estos dos seres. Sin embargo, si esto representa alguna instancia de un ritual, sería el momento exacto en que los efectos de todas esas "plantas ceremoniales" que todos los participantes ingirieron al principio, empiezan a surtir efecto. La realidad se distorsiona permitiéndote ver el sonido mientras este se materializa y comienza a alterarse; podrías jurar que las voces se están derritiendo y puedes sentir cómo te rodean. Este es un ejercicio meditativo, y como tal, no se queda corto de momentos confusos y de locura, pero como es bien sabido, todo viaje que tenga como destino la iluminación, eventualmente culminará en un cálido clímax lleno de serenidad. Los últimos cinco minutos de la colosal canción que le da cierre a Eclipse -una sesión de improvisación- son un descanso para el escucha y para las artistas también. Hemos llegado a un estado alterado de consciencia; hemos trascendido a través de esta experiencia cruda y minuciosa.

     Esta no es una escucha ligera ni fácil de digerir, pero tiene un efecto como el de la hipnosis de carretera: con cada minuto que pasa sucumbes ante el hipnótico efecto de esas notas extendidas y del uso de la repetición; tu cuerpo se sintoniza con las melodías, lo cual hace que todos esas pequeñas disonancias creadas por las fluctuaciones microtonales resalten como siluetas misteriosas a mitad de la calle, obligándote a frenar de manera abrupta. El resultado podrá no ser muy rico en contrapunto, pero cada capa pareciera tener su propia personalidad, extendiéndose en diferentes direcciones sin realmente alejarse por completo del tono principal para eventualmente converger la una con la otra, pasando de la polifonía a la homofonía antes de colapsar y estallar en un estruendo de estática. 

     Analizar cada corte por separado puede no ser la mejor manera de abordar este LP, pues funciona mejor verlo como una sola pieza dividida en diferentes movimientos. Aparte, es importante resaltar que no hay mucha diferencia entre los temas. No es que esta sea una obra monótona, pero los ingredientes -voz y manipulación electrónica- pasan de canción en canción sin alteración o variación alguna. Con este enfoque minimalista, Lea y Amirtha confirman que menos es más, y logran hacer que Phase Eclipse se mantenga fascinante a lo largo de su duración; sin embargo, hay momentos en que la inclusión de algún otro elemento habría sido bienvenida, pero esta es una observación que se queda chica al tomar en cuenta todo el procedimiento que hubo tras la creación de todas estas texturas sonoras. El setup utilizado no consistió en un simple circuito de voz-micrófono-pedales de efectos. Bertucci grababa en cintas la voz de Kidambi, y a través de varias técnicas de intervención en vivo alteraba el tono y la velocidad. Estas dinámicas son similares a lo que hace Aaron Dilloway, pero no son tan estridentes ni están enfocadas en sólo crear ruido.

Phase Eclipse le debe mucho a los experimentos sonoros de antaño, pero no suena estancado ni anclado al pasado; Amirtha y Lea mantienen una visión progresiva y, a pesar de los espacios que quedaron vacíos, logran crear una experiencia única gracias a la combinación de sus talentos.