Lanzamientos que van desde lo aceptable a lo magnífico (según nuestros oídos).
por Roberto Mendez
White Ward - Debemur Morti
De esta nueva oleada de bandas que no tienen empacho en fusionar el black metal con elementos de otros géneros, una de las que sobresalen por su mezcla de blackgaze con un jazz suave y melódico es White Ward. El sonido de este breve EP se puede considerar como un avance considerable desde Love Exchange Failure.
La primera pieza, después de un intro muy bien desarrollado, deja soltar toda la violencia de la banda como no se había visto y llenando todo el espectro sonoro al puro estilo de las mejores bandas de black moderno como Deathspell Omega, para después dar paso a coros con voces limpias y un ambiente de metal alternativo y finalizar con una serie de grabaciones de alguna cinta vieja.
El segundo tema comienza con una extendida sección de ese blues suave, oscuro mientras la voz principal la lleva el saxofón para después dar paso a sonoridades más conocidas de la banda con una cadencia lenta y posteriormente volver a desatar la furia black metal, terminando con un suave viento después de una melodía emitida desde una celesta, como firmando el manifiesto de un género que llegó para quedarse y al parecer seguirá siendo pleno y dando de qué hablar por los siglos de los siglos.
Black Blasphemy - Eternal Moon
Por medio de esta reedición de su lanzamiento primigenio, el conjunto tijuanense se pone de nuevo en el mapa con la intención de generar momentum para un nuevo metraje que aún se encuentra en etapa de gestación. Acercarse a este EP sin estar al tanto de que se trata de material primerizo podría dejar un sabor extraño, pues aunque no se escucha como un trabajo amateur, tampoco se puede decir que destaque al escucharse junto a otras obras nacionales. Sin embargo, hay algo cautivante dentro de la música, que lleva una pesada influencia del black metal “clásico” y la voz que se posiciona en un punto medio entre lo habitual del género y la idiosincrasia lírica de vocalistas como Dagon o Attila.
En los primeros dos tracks, nos encontramos con una voz que sobrepasa los niveles de una instrumentación bastante sencilla; afortunadamente, este se repone a partir de “Blasphemy”. De hecho, el EP parece tomar un rumbo más pulido en cuanto a producción, pero no por eso menos agresivo y las canciones se sienten más trabajadas sin perder ese atavismo tan característico del black metal; los elementos están más equilibrados, lo cual hace que el todo se absorba mejor.
Desde este punto, estamos ante una mejor banda, con un sonido más cohesivo y una atmósfera más envolvente. Los últimos tres minutos de “Your Blood at My Feet” son de lo mejor del EP, pues hasta ese momento, Black Blasphemy no nos había golpeado con ese nivel de agresividad; la manera en que la banda se abalanza contra la/el escucha de manera tan repentina expande el rango anímico de la obra. La pieza homónima es polifacética y compleja y sin duda representa otro punto alto que logra mantenerse con “Rivers of Death”, corte de un aire victorioso. Aunque los pasajes sin distorsión no resultan tan magnéticos, Eternal cierra con un arpegio limpio, simple y efectivo que nos despide con melancolía. Un final que, con suerte, presagia lo que Black Blasphemy está conjurando para el futuro.
Vaya Futuro - MXVI
Después de la experiencia tan sobrecargada y pretenciosa (en el buen y mal sentido) que fue El Peso del Mundo, Vaya Futuro sigue sorprendiendo con su capacidad para no repetir su sonido. Este es un EP bastante breve (dos temas nuevos y una versión en vivo de El Hombre Sin Cabeza que pasa sin pena ni gloria) que se centra en explorar el krautrock… ¡desde una postura que no suene (tanto) a Hallogallo!
Aunque su humilde servidor sigue buscando a una banda nacional que no imite solamente a NEU!, Vaya Futuro al menos altera la fórmula acercándose a algo que Radiohead pudo haber hecho en su transición de TKOL a A Moon Shaped Pool (temas como “Identikit” vienen a la mente), pero dejando la voz completamente fuera de la ecuación; ahora, el enfoque es en texturas y modulaciones a la Tangerine Dream. La fusión de las guitarras atmosféricas y los sintetizadores un tanto retro crean una esfera anacrónica, uniendo el pasado y el futuro, como en la segunda mitad del track titular, que se revierte a un sonido básico con una guitarra acústica después de haber creado un hermoso espiral de texturas creadas por síntesis.
La batería siempre ha destacado por su aparente simpleza, la cual esconde un alto grado de precisión, pero que evita sonar cuadrada por su dinamismo. En la ya mencionada segunda mitad de “MXVI”, esta pierde su ritmo repetitivo para moverse con más libertad con un aire casi improvisado. Lamentablemente “Sauerkraut” nos regresa a los NEUismos de siempre, pero lo que se genera alrededor de esas desgastadas dinámicas resulta intersante, siempre moviéndose y avanzando en lugar de quedarse estancados en un vaivén de redundancia. De cierto modo, esa canción resume la carrera de la banda, al demostrar que cuando se lo proponen, pueden dotar de un toque propio a sus influencias por más marcadas que estas sean.
Hole Records
Choco Bestia - Tormento Excremento
El irreverente noiser guanajuatense apuesta por un sonido mucho más expansivo, especialmente si lo comparamos con aquella brevísima entrega bajo el sello Sploosh Records, en la que ni un track llegaba siquiera a los tres minutos, pero que sin duda lograba crear una ambientación bastante peculiar. La palabra expansivo podría resultar un tanto obvia, tomando en cuenta que ahora los tracks sobrepasan los 10 e incluso los 20 minutos, pero no se trata de la duración, sino de los elementos que se añadieron a la nefasta fórmula de Choco Bestia.
En su debut con Hole Records, Choco Bestia sigue improvisando, retorciendo frecuencias, ahogándolas en feedback y destrozando su garganta con gritos desquiciados que suenan tan fuera de lugar como completamente acoplados al caos que les rodea; sin embargo, ahora se aparece una dislocada batería que provee pulso -aunque este sea intermitente y errático- así como el uso de cintas para crear rugosas texturas. Esto no supone que el artista haya decidido rebajar su sonido e irse por los redundantes estándares de la experimentación a base de sampleos y ruido, o de una estética noise-rock; Choco Bestia sigue sonando tan crudo y aberrante como siempre, simplemente ahora hay atisbos de turbulencia psicodélica.
La verdadera madurez artística no se da cuando la obra se va volviendo más refinada con el fin de hacerla más consumible; esta se da cuando un/a artista refina su técnica o su entrega para hacer algo cada vez más idiosincrásico sin tener que sacrificar su esencia, y este álbum es un buen ejemplo. Debajo del humor escatológico y esa postura aparentemente despreocupada y desaliñada, Choco Bestia nos demuestra que está creciendo y madurando como artista.
King of the Monsters Records
Deep Tomb - Deep Tomb EP
Desde las entrañas de Los Angeles, el sonido de Deep Tomb retumba con una cavernosa reverbación. El sludge-doom de este cuarteto no pretende reinventar ni modificar los elementos más distintivos de estos géneros, pero la experiencia está lejos de ser aburrida.
La intensidad la crean de manera natural, sin tener que forzarla con trucos predecibles, pues se nota que la afiliación de la banda se va más por lo que hace ruido en el subsuelo, optando por un sonido crudo y directo que rechaza todos esos elementos que han ido ablandando a géneros hermanos como el stoner-doom o el post-metal. Deep Tomb evita caer en los clichés de los pasajes limpios y la redundante fórmula del crescendo, siendo el uso de samples lo más cercano, pero estos son usados con moderación y lo único que podría fungir como el pasaje atmosférico obligatorio, es más un desenfreno de frecuencias que le da un caótico cierre a una obra no menos estruendosa.
El fuzz de las guitarras es filoso y la batería retumba con exactitud pero sin sentirse restringida, manejando muy bien los cambios de tiempo y ritmo; el instrumento resalta sin la necesidad de tener que robarse la atención con acrobacias innecesarias. Deep Tomb es bastante uniforme, pero dentro de su sencillez se esconde un gran poder, uno muy similar a lo que Grief o Winter emitían desde sus instrumentos.
HausWasser- 4
Música que se mueve con completa libertad, a veces quedándose dentro de los parámetros idiomáticos del jazz, y a veces saliéndose por completo de sus confines. La línea de bajo que abre el álbum lo hace con una caminata muy jazzera, pero ejecutada con un ataque bastante noise-rock; cuando entran los demás instrumentos, los espíritus de Coleman, Coletrane y Ayler se hacen presentes, dejándonos claro que la cacofonía y el contraste se acecharán para atacarse cuando la oportunidad se presente.
Sin embargo, HausWasser también sabe manejar los matices, pues por cada ruidosa explosión, el cuarteto nos lleva por pasajes que se mueven con sosiego y urgencia, pues siempre hay algo creando tensión incluso en los momentos tranquilos. El clarinete crea disonancias con el chelo, el bajo se ausenta y regresa con pesados acordes o trazos que dibujan figuras sin sentido. Los silencios se sienten sospechosos ya que estamos a la expectativa de otra explosión.
4 se absorbe mejor pensándose como una sola pieza; de haberse alargado, varios temas habrían perdido su encanto, pues todo parece indicar que no hubiese habido más rumbos por dónde llevarlas. HausWasser presenta una obra concreta, que, para ser breve y tener tracks de corta duración, se siente como una experiencia completa.