9.4

 

Leslie García + Rogelio Sosa

Curvatura


 
 

Leslie García y Rogelio Sosa unen fuerzas en una colaboración donde ambxs se disuelven por completo para crear una obra colosal que se siente viva y en constante evolución.

Dos grandes fuerzas se unen para crear una obra de proporciones bestiales, pero en la que toda su magnitud y poder fluyen hacia el interior, con discreción, cautela y mucha sensibilidad. Como es de esperarse de artistas de esta talla, Leslie García (Microhm, Interspecifics) y Rogelio Sosa manipulan el sonido con destreza y minucia, haciendo que sus texturas se sientan casi habitables debido a su profundidad y a los detalles que de ella emergen. Sin embargo, Curvatura no es un caleidoscopio de sonidos que se mueven en todas direcciones; su psicodelia se vuelca a lo introspectivo con sus retumbantes pulsos subarmónicos y drones opacos que parecieran estar saliendo de un abismo, con apenas unos rayos de luz acariciándolos parcialmente. Curvatura es denso y sofocante, pero lejos de sonar maligno, es más bien intrigante. Es un misterio que se va volviendo cada vez más indescifrable, pero también cada vez más magnético. 

Las piezas se sienten vivas y en proceso de evolución, gracias al excelente manejo de las transiciones por parte de esta dupla. Tal vez generado de manera inconsciente, o premeditado, se aprecia la esencia de un hilo conceptual. “Nubarrones” le hace honor a su nombre, abriendo el álbum como si una pesada niebla se estuviese despejando, con movimientos lentos y texturas que van brotando progresivamente hasta que todo se vuelve un poco más claro, efecto logrado gracias a elementos que pasan de un wet signal a dry, dándoles un contorno más definido. De manera similar, “Delta” va tomando forma conforme la marcha, transicionando a un ritmo punzante hasta terminar en un estado incorpóreo nuevamente. “Marea” nos mantiene a flote con su cadencia ondulante que pareciera no tener fin (no sólo se trata de uno de los tracks más largos, sino que es también el más vasto). 

Leslie y Rogelio lograron algo que no siempre es posible en las colaboraciones, y es que, con la entrega que les define, se perdieron totalmente en sus creaciones, al punto de quedar irreconocibles. Sí, es posible intuir quién hizo qué en algunos tracks (aunque no hay necesidad de hacerlo), pero en general, se dio una fusión plena en pro de las piezas a trabajar. Nadie impuso su estilo ni trató de acaparar la atención y todo se siente tan orgánico debido a esto; sin embargo, es importante resaltar lo que este conjunto de canciones representa para cada artista, ya que muestra con elegancia la versatilidad de Rogelio y reafirma el lugar de Leslie en la cima de una nueva ola de artistas electrónicas que se esmeran por impulsar las cosas hacia nuevos rumbos.

Curvatura es una experiencia envolvente que nace de un sentido de unidad, respeto y colaboración, pero que logra dejar suficientes espacios en blanco para que la audiencia los llene con sus propias interpretaciones. Dado que el sonido es el único método para comunicar su mensaje, el dúo no revela demasiado, pero tampoco se detiene, ya que hay tantas capas que remover y niveles que avanzar dentro de estos maravillosos paisajes sonoros. Es como si Leslie y Rogelio nos estuvieran invitando -o desafiando- a perdernos y disolvernos en el sonido tanto como ellxs lo hicieron para crear este magnífico álbum.