RESEÑAS SEMANALES
Lanzamientos que van desde lo aceptable a lo magnífico (según nuestros oídos).
Entre Desiertos - Días Negros Vol.1
Entre Desiertos es un caso curioso. A nivel local (y me atrevería decir que nacional) solían ser un ejemplo de que el pop no siempre debe ser una pasta empalagosa y sin substancia; sin embargo, conforme pasa el tiempo, la ambición del conjunto pareciera ir disminuyendo, optando por canciones más concretas que explotan su lado más accesible. Por fortuna, aún están muy lejos de rebajarse al nivel de aquellos proyectos más sosos de los que suelen rodearse con frecuencia.
Este primer compendio desde Cuadrántidas (2017), muestra cómo el enfoque de la banda ahora está más dirigido a la producción que al alma de las canciones. “María” suena excelente, pero de no ser por ciertos detalles de la batería, este track simplemente se esfumaría con un aire soporífero. “La Gota” carece de la energía que transmite en vivo, pues la entrega vocal y la ejecución se sienten muy robotizadas.
Por otro lado, lo que brilla lo hace con creces. ”Celeste de la memoria” destaca por su energía y dinamismo, mientras que la sencillez de “Vaivén” le da un toque elegante. Ambos tracks son un ejemplo de lo sofisticado y entrañable que Entre Desiertos puede llegar a sonar, y fácilmente se posicionan como de lo mejor que la agrupación nos ha compartido desde su EP debut.
En esencia, Días Negros Vol.1 es puro hit. Cada tema fue promovido como un single con su respectivo comercial y es un testimonio de la gran capacidad de la banda para componer piezas destinadas a pegar, y aunque el studio magic a veces es demasiado ostentoso, se puede apreciar cierto toque orgánico. A pesar de su grandeza como músicos, la mayor falla de Entre Desiertos radica en su transición de banda que solía resaltar sin problema entre la escena indie color pastel por su ambición, a ser herederos del sonido Porter; y cuando a estos su miembro más creativo los abandonó hace siglos, la comparación no es precisamente un halago.
SCORE: 7
Orbit 577
E. Jason Gibbs - Wolves of Heaven
Un retrato en crudo de lo que se puede hacer con guitarras acústicas más allá de su uso convencional. Sí, podemos decir que estas prácticas que pretenden liberar al compositor e intérprete de las fauces y restricciones del lenguaje musical formal no son nada nuevo y que, irónicamente, ya se han transformado en un léxico por sí mismas; aún así, sigue siendo una experiencia liberadora (valga la redundancia) pues nos ayuda a seguir expandiendo nuestra apertura ante el uso del sonido y la musicalidad.
De cualquier modo, Wolves of Heaven no es sólo un compendio de técnicas extendidas. Gibbs también tiene cabida para arpeggios impregnados de ese aire primitivista de John Fahey (“Drunk in the Fog”, “Deer Yard”, “Blues for the Dying Owl”) y el resultado es bastante conmovedor. Sin embargo, llega un punto en el que las exploraciones tímbricas de Gibbs se quedan estancadas dejándonos en un estado de espectativa, pues mucho de lo mejor de estas prácticas se queda en la primera mitad del álbum.
Aún así, Wolves of Heaven es un álbum que vale la pena escuchar hasta el final, pues, afortunadamente está lejos de ser una experiencia tediosa, y al tratarse de una captura bastante sincera, íntima y sin cortes, es normal que su narrativa se disloque de vez en cuando; Gibbs nos está permitiendo entrar a su espacio, mostrándose tal y como es.
SCORE: 7.2
Señales Selañes - Radio Ejecutivo EP
Mezclando grooves neo-soul, la soltura y energía del jazz con la complejidad del fusion, Señales Selañes debuta con un demo EP que no le pide mucho a producciones más pulidas; incluso podría decirse que la crudeza funciona a su favor, pues los separa un poco de varios proyectos similares que sólo siguen modas y buscan sonar tan prístinos como un Thundercat o Anderson .Paak.
Las armas predilectas de estos gángsters del jazz son el teclado eléctrico, batería y bajo, y cada uno tiene su momento para brillar, pero no hay cabida para las indulgencias en solitario. Toda proeza se realiza para inyectarle energía a las canciones, mientras que la austeridad de la grabación le da un toque íntimo, transportándonos a ese ajetreado espacio de ensayo en el que los tres instrumentos invocan torbellinos de notas disonantes, ritmos frenéticos y frecuencias saturadas.
Los pasajes tranquilos nos remitirán a ese periodo de tiempo en que un conjunto como BBNG sonaba en todos lados, pero en sus momentos más salvajes, esos en los que el calor creado por la fricción instrumental traspasa la barrera impuesta por los parlantes, el trío logra evocar a bandas con más millaje, como los ingleses Brand X. Al fusionar lo de antaño con lo moderno, el trabajo de Señales Selañes tiene un exquisito y contagioso toque anacrónico.
SCORE: 7.3
Profound Lore Records
Spectral Wound - A Diabolic Thirst
El proyecto canadiense sigue reforzando su lugar como una de las agrupaciones con más renombre dentro del círculo de las prácticas más extremas del metal. A Diabolic Thirst es un ataque continuo de blast beats, tremolo picking y gritos desgarradores, que, sin piedad alguna, colocan al escucha en el centro de una vorágine violenta.
A nivel superficial, pudiese parecer que, desde “Imperial Saison Noire” hasta “Diabolic Immanence”, Spectral Wound no se desvía mucho de su fórmula, pero la banda no escatima en dinámicas para aumentar el impacto de sus explosiones. Aunque hay algunas pausas -como ese interludio acústico de “Frigid and Spellbound”-, estas sólo aumentan la tensión, haciendo que el flujo del álbum no se vuelva monótono —lo cual puede llegar a pasar cuando todo es velocidad sin matiz.
“Mausoleal Drift” facilmente destaca como la pieza más polifacética, con su intro sombrío y melódico, el uso de diferentes tempos, así como un rango anímico bastante amplio. Este podría ser un rumbo digno de explorar a futuro, ya que demuestra que Spectral Wound es capaz de componer piezas complejas y cautivantes sin la necesidad de sacrificar agresividad.
SCORE: 7.5
American Dreams
Claire Rousay - A Softer Focus
Utilizando grabaciones de campo de situaciones mundanas, a veces procesadas y acompañarlas de texturas atmosféricas, la baterista y artista sonora, Claire Rousay, crea historias de las cuales la audiencia es responsable de ponerle la parte visual; ella sólo nos da las herramientas y la ruta a seguir a base de los sonidos recopilados. A Softer Focus, al igual que If I Don’t Let Myself Be Happy Now Then When? (Mondoj, 2020), tiene una sublime carga emocional, muy inclinada a la melancolía, la cual sólo es amplificada por el sutil uso de violín y piano.
Claire se mantiene distante, y en la única instancia en que notamos su presencia (“peak chroma”, “stoned gesture”), su voz está distorsionada. Incluso hay una conversación que también se ve afectada por el filtro de voz, lo cual crea una paradoja, pues pone cierta barrera entre la audiencia y el mundo de la artista a pesar de tratarse de un momento bastante íntimo. “Diluted dreams” nos sumerge entre tonalidades nebulosas que, junto con las grabaciones de campo que las acompañan, crean una bella sensación nostalgia, aunque se trate de recuerdos ajenos a nosotras/os
A Softer Focus representa un peldaño muy alto en el catalogo de la artista, lo cual no es algo que deba tomarse a la ligera, pues Rousay tiene un flujo de trabajo bastante prolífico y de calidad constante, ya sea optando por lo musical o lo abstracto, en sus trabajos en solitario, colaboraciones, o presentaciones en vivo. Esta placa ve a Claire madurando su acercamiento hacia lo abstracto y a la creación de paisajes sonoros.
Oris Label
Todas las anteriores - Amarillo Bugambilia
La dupla capitalina Todas Las Anteriores se embarca en una densa travesía propulsada por estructuras amorfas que se lo prolongan por lo que parecería ser una eternidad. En Amarillo Bugambilia, géneros como el drone, dark ambient, la síntesis y la electrónica abstracta convergen creando pesadas capas sonoras, dentro de las que se esconden detalles que las llenan de vida.
El álbum pasa de tener espacios extensos entre sus elementos sonoros, sin caer precisamente en el silencio, a la completa aglomeración de frecuencias en su última pieza (irónicamente, titulada “Espacio”). La evolución de esta placa se siente natural, pues cada track fluye y se entrelaza con el que le sigue sin problema alguno. Para cuando llegamos al final, con sus texturas casi rayando en el noise, el cambio no se siente para nada abrupto; al contrario, se siente como una progresión lógica, a la cual ya se aludía en el segundo corte, “Tiempo”.
La efervescencia con la que cada pista presenta sus detalles les da una cadencia sigilosa, pero en el momento en que estas deciden hacer ebullición, tal y como en el clímax de “Corazón”, la energía desprendida es impactante.
Amarillo Bugambilia es una obra bastante breve y, hasta cierto punto, es fácil de digerir. Sin embargo, tiene el potencial de ser una experiencia extremadamente contundente si se le presta la debida atención; de hecho, esto debe ser un requisito obligatorio para desenterrar los detalles que yacen atrapados bajo sus espesas capas sonoras.
SCORE: 8.5
Hands in The Dark
TOMAGA - INTIMATE IMMENSITY
La grandeza de este álbum, la cual radica en su gloriosa fusión de elementos electrónicos y percusión, viene con una trágica carga. El dúo, quien hasta el 2020 estaba compuesto por la percusionista Valentina Magaletti y el multi instrumentista Tom Relleen, se vio impactado por el inesperado fallecimiento de este último. Intimate Immensity fue el resultado de dos años de trabajo y sin duda es un cierre digno para una trayectoria no menos epectacular.
A lo largo del álbum, la química entre Magaletti y Relleen hace reacción en más de una ocasión, dejando en evidencia la solidez colaborativa del proyecto; el dúo nos guía por pasajes con vastas influencias, que van desde la kozmische muzik, el post-rock, folclor de Etiopía (“The Snake” es muy reminisciente a alguna pieza de Hailu Mergia); incluso se puede apreciar un poco de hip-hop y toques industriales en piezas como “The King of Naples”.
Magaletti tiene un toque muy distintivo al momento de tratar, procesar y ejecutar los instrumentos de percusión y este eleva las piezas a niveles estratosféricos dándoles un pulso bastante peculiar. Valentina no escatima al momento de demostrar la versatilidad de su paleta sonora, pero siempre se mantiene al margen de la indulgencia banal. Las confecciones aurales de Relleen son igual de audaces y variadas, creando surcos para que el ritmo les dé cuerpo, pero que de igual manera logran cautivar cuando suenan en solitario (“Reverie for fragile houseplants”).
El track titular le da fin al álbum con un ostinato, tanto rítmico como melódico, de aire victorioso. La sensación que deja es agridulce pues, a diferencia de muchos artistas que tuvieron la oportunidad de dar su última función u obra con cierta premeditación, TOMAGA se despide de manera involuntaria; sin embargo, al haber sido de esta manera, Magaletti y Relleen nos dejaron con una placa que, debido a su naturaleza polifacética y vivaz, se siente más como una celebración de la vida y obra de Relleen, que como un réquiem.
SCORE: 8.6
Gizeh Records
Christine Ott - Time to Die
A pesar de su título mórbido, Time to Die se siente más como una reafirmación de vida que como el presagio o el anuncio de una muerte venidera. Es una elegante meditación respecto a lo que significa estar vivo -un sentimiento bastante latente hoy en día- que comienza con texturas rugosas que poco a poco ceden el paso para el piano, arpa, percusiones, y el inconfundible sonido del Ondes Martenot pululen acompañados de sutiles ambientaciones electrónicas.
Christine Ott ya ha trabajado en bandas sonoras, y Time to Die bien podría ser una incursión más a este tipo de composiciones (la referencia a ese icónico diálogo de Blade Runner sólo acentúa esa sensación). El álbum posee una sensibilidad que se extiende de manera casi conceptual a lo largo de cada track: Lo que suceda en esta historia dependerá de cada quién pues Ott provee una guía sólida que dicta la pauta, pero que evita forzar su estado anímico; al contrario, son lo suficientemente abstractas a pesar de contar con una fibra emocional bastante marcada.
No obstante, la tesis de Time to Die se reafirma con la pista final, que incrusta su dulzura con un aire lúgubre, combinando la delicadeza del piano con la extrañeza del Ondes Martenot, y con percusiones que se desvanecen, como si un corazón lentamente dejara de latir.
El álbum fluctúa constantemente entre la luz y la oscuridad sin llegar a los extremos. En ningún momento la instrumentación se torna demasiado agobiante ni demasiado empalagosa; Christine mantiene todo bajo un equilibrio perpetuo y el resultado es una obra con un amplio rango y matiz emocional.
SCORE: 8.6
Sweet Wreath
por Sebastián Franco
Silica Gel - May Day
En una marejada de cantos antiguos, cercanos a lo sagrado y la electrónica más rudimentaria, acompañada de sonidos incidentales como el agua, o la estática del viento, retomando el ruido como un telón de fondo, Silica Gel incorpora tónicas medievales en un arreglo contemporáneo, la cual no se limita a vertientes vanguardistas.
Nativos de Birmingham, Alabama, el ensamble neo-medievo rescata en su primer disco una síntesis precisa de textos satíricos de mediados del siglo XIV, donde la lírica nos guía por las historias del poema Le Roman de Fauvel, acerca de un banal burro que alcanza la prominencia en la corte real francesa. Sin dejar de lado la línea narrativa, el ensamble se encuentra en un caudal lleno de sonidos dispares a los tiempos de la historia, pero que incorpora un aglomerado sonoro complejo proveniente de un sentido de experimentación constante, la cual se suma a la vena musical antigua, con la visión constante de avanzar hacia los límites del sonido dentro de un marco muy estructurado, dando espacio a la libertad sonora.
La placa presenta momentos casi litúrgicos, como lo pueden ser “Harp Of Melody” o “To Be Supreme: Precious Word!” donde las voces se enaltecen en un collage sonoro que se ve enfrentado al ruido y la disonancia que muestra un cuerpo de trabajo laberíntico donde la conjugación de todos los elementos entregan piezas sólidas y distantes entre sí, pero que armonizan a la perfección en el recuento histórico que aborda el disco.
Momentos importantes como “In Singing I Remember Everything I Want To Forget” o “Judy” enaltecen el trabajo que minuciosamente ha creado la banda. Dos cortes que fusionan dos panoramas adversos entre sí, pero que reconfortan al oído a la perfección, de manera lógica y orgánica. Hermosos cantos que se agrupan en un espacio lleno de sutil corrosividad donde las voces parecieran descansar y el discurso que con voces celestiales, disipan entre el espacio y el aire.
Silica Gel entrega un trabajo firme, donde ningún track flaqueo de su vecino y que muestra la yuxtaposición de dos almas: la que se mueve constantemente de manera convulsa, con aquella sagrada que se rescata de lo mítico. May Day es un disco reconfortante y misterioso, lleno de un espíritu experimental que nos hace cuestionarnos acerca de la vitalidad musical del tiempo, y que logra superar los cauces de la distancia recobrando con vida propia un sonido que podría renacer en lo sagrado.