Fracaso Hippie
Venimos al Mundo
SCORE: 7 Natalia Drexlers de 10
En lugar de optar por los mismos tres estilos de producción que dictan la norma actual (ambientación dream-pop, lo-fi pseudo psicodélico o monotonía synth-pop) Fracaso Hippie busca un sonido más folk y más orgánico, muy alineado con Fleet Foxes, Other Lives y Natalia Lafourcade.
La primera vez que leí el nombre Fracaso Hippie pensé muchas cosas respecto a la posible imagen y al sonido de la banda, pero nunca me molesté en averiguar si mis sospechas eran acertadas. Como siempre tomo las cosas de quien vienen y las personas que los recomendaban por lo general suelen compartir el mismo estilo de agrupaciones, no me pareció que me estuviera perdiendo de algo tan novedoso. Sin embargo, tras el estreno de su LP debut, Venimos al Mundo, decidí darles una oportunidad y debo admitir que si bien no me atraparon del todo, tampoco puedo decir que escuchar el álbum más de una vez resultara ser todo un calvario.
Venimos al Mundo no está rompiendo moldes, pero en lo que concierne al redundante estado actual de la escena indie-pop mexicana, su versatilidad se siente como un soplo de aire fresco entre toda la homogeneidad de proyectos como Daniel, Me Estás Matando, Negrø, Padre Kino, Little Jesus o cualquier otra banda que se pueda invitar al festival It's All Sunshine and Flowers sin que se vea fuera de lugar. Fracaso Hippie todavía encaja en esa demográfica (en caso de que vinieran a Tijuana, ¿con quién más van a tocar si no es con Entre Desiertos o Jard... oh, ¿ya lo hicieron? Je.), pero otros proyectos podrían tomar notas y seguir sus pasos, especialmente cuando se trata de presentar piezas interesantes que aún conservan una fachada accesible.
En lugar de optar por los mismos tres estilos de producción que dictan la norma actual (ambientación dream-pop, lo-fi pseudo psicodélico o monotonía synth-pop) Fracaso Hippie adopta un sonido más folk y más orgánico, muy alineado con Fleet Foxes, Other Lives y Natalia Lafourcade. Si eres lo suficientemente… avanzado de edad, muchos momentos en este álbum te remontarán a principios del 2000, cuando el indie se estaba convirtiendo en un término de uso cotidiano, y el estereotipo hipster tal como lo conocemos actualmente apenas se formaba en el inconsciente colectivo.
Esta naturaleza intrínsecamente retro en el sonido de Fracaso Hippie es un arma de doble filo. Claramente la intención no era causar nostalgia, pero tampoco parecen estar apostando al avance. La composición es creativa y dinámica, pero cada vez que se toca una nota, o incluso el más mínimo matiz, de un sonido ajeno, este resalta demasiado. "La Visita" es una mini épica con arreglos bastante interesantes (en especial la percusión), pero será difícil no pensar en Porter debido a las inflexiones de la voz; "Olvídame" es una pieza 100% folklórica, para mostrarle al público que no todo se trata de guitarras eléctricas y pedales de efectos, pero se acerca demasiado al sonido de Jorge Drexler o a Natalia Lafourcade en Hu Hu Hu.
Admito mi decepción ante el hecho de que la banda no pudo mantener la calidad de la primera canción en todo el álbum. "Rosa" es una pieza profunda, fascinante, y la forma en que pasa lentamente del folk a una psicodelia un tanto lúgubre sin perder su esencia, es simplemente hermosa; lamentablemente se trata de la pista más corta cuando fácilmente pudo haber durado más. En cambio, con sus casi diez minutos, "Venimos al Mundo" tiene esa distinción, pero funciona ya que se trata de una despedida escalofriante y trágicamente melancólica: después de siete minutos de un aura Arcade Firezca y un crescendo un poco blando, la forma en que el ukelele se va desvaneciendo lentamente mientras la voz decae y desaparece, crea un momento inquietante. Teniendo en cuenta que la canción trata sobre una de las preguntas más fundamentales que la humanidad ha formulado "¿por qué tenemos que morir?" la decisión de terminar así el álbum fue bastante atinada.
El resto de las pistas fluctúan entre el éxito y error, en el sentido de que algunas de las opciones de producción no siempre funcionan: la forma en que la voz se quiebra para agregarle un toque de son o guapango a "Olvídame" simplemente suena incómodo y forzado; el enérgico outro en "Presencia" es una agradable sorpresa y algo inesperado, pero resulta un poco fuera de lugar en comparación con lo que la banda ya estaba construyendo hasta ese momento, pero es fácil imaginar a una audiencia entregándose a ese coro en una emotiva escena, al igual que aquel video de Blur donde interpretan "The Universal" en Glastonbury.
¿Es posible que Fracaso Hippie termine siendo de esas bandas a las que se les otorga inmunidad crítica sólo porque hacen música amigable? Tal vez, pero indudablemente siguen un camino diferente al de la mayoría, incluso si aún comparten algunos rasgos con lo que actualmente está de moda. Además, Venimos al Mundo es claramente una mejora de lo que hicieron en su demo de 2014; ahora, las composiciones se sienten vivas por sus matices e imperfecciones, pero su sinceridad es palpable, y en definitiva, esa es una gran virtud en este mercado saturado de proyectos que existen por que sí.