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Alejandro Morse

Hotel Hastings


SCORE: 7.9 godspeeds de 10

 
 
 

El nuevo álbum de Alejandro Morse es una obra de combustión lenta, que revela discretamente su lado más oscuro y retorcido a medida que se mueve a través de sus diez magnéticas piezas.

Para muchas personas, la combinación de las palabras "East" y "Hastings" despertará la necesidad de sacar repentinamente su guitarra y comenzar a tocar esa lánguida escala descendente de aquella famosa canción en manos de una banda cuyo nombre, misteriosamente, no puedo recordar por más que lo intento. Para los demás, los que realmente han visitado el lugar, estas palabras los remitirán a una oscura realidad escondida en el vientre de lo que, generalmente, suele considerarse un lugar muy idílico.

Edgar Medina, quien produce bajo los alias de Alejandro Morse y Transistor, ha compuesto lo que sólo podría ser -según mi pobre conocimiento- el primer score oficial para acompañar a un libro. Pude leer algunos extractos del mismo, y este representa poéticamente las aventuras del autor mientras se hospedaba en un hotel en una de las calles más infames de Vancouver. Cada verso pinta el retrato de los personajes con quienes se va topando durante su estancia, los cuales son de una dudosa calidad moral o están envueltos en misterio, como un hombre que se parece a Dustin Hoffman, a quien todos llaman El Hombre Invisible, debido a su perpetuo atuendo de "modo incógnito" (esa analogía barata muestra por qué estoy lejos de ser un escritor profesional).

Cada una de esas pintorescas personalidades se manifiestan a través de las grietas que deja cada choque armónico generado por esas infinitas texturas que se extienden como pasillos. Cada matiz tímbrico representa a un personaje diferente y estos nos rodean haciendo piruetas -a veces con delicadeza, a veces con dureza- embelleciendo las gigantescas estructuras auditivas que los sostienen, con detalles que pueden ser efímeros o permanentes. Esta es una obra que toma su tiempo para hacer combustión y que discretamente va revelando su lado más oscuro y retorcido a medida que sus diez magnéticas piezas van avanzando.

Hotel Hastings es fascinante, profundamente introspectivo e incluso sin tener que leer la obra literaria a la que le sirve como score, logra dar la sensación de que hay un hilo conceptual muy latente. Esto se debe a un agudo sentido de conexión que perdura en todas las pistas. Para algunos podría resultar monótono, pero otros se regocijarán de cómo las canciones se entrelazan sin problemas, creando un flujo coherente y continuo.

Por cada acción, Alejandro tiene una consecuencia esperando en el siguiente tema: las notas extendidas en "Check in" suenan en un registro bajo, allanando lentamente el camino hacia tonalidades agudas que continúan en "Endless Rain", como si se hubieran abierto las puertas a un mundo nuevo; "Neon Pig God" pulsa como un letrero de neón que está a punto de reventar, haciendo que "Expedition" suene como un fulminante destello. Ya sea que uno capte el concepto original o no, el nivel de narración musical es tan vívido que será fácil para todos crear su propia historia.

En cuanto a composición, esta placa guarda bastantes similitudes, pero se pueden apreciar ligeras desviaciones estilísticas. "Back to Hastings" es lo más cercano a una canción estándar, pero aun así, su textura obtusa y agrietada la hace sonar como el intento fallido de un alienígena al tratar de componer "música humana". Sin embargo, su extraña cadencia, junto con ese distante y misterioso silbido, logran evocar una imagen desolada, inundada en una abrumadora sensación de melancolía que resuena con una extraña sensibilidad. Es una enervante escena paradójica, de alguien paseando tranquilamente, empujando un carrito de compras por las calles de East Hastings mientras todo se desmorona a su alrededor. Este podría ser el momento más oscuro del álbum por la manera tan despreocupada en que muestra su lado retorcido.

No hay duda de que este LP rezuma poder emocional, y las imágenes que inspira son fuertes, pero donde Morse falla -o tal vez ni siquiera fue la intención- es en ofrecer algo nuevo o fresco al escucha; canciones como "13th Floor" y "Children of East Hastings" darán la noción de ya haber sido escuchados antes, en otro álbum, por otro artista. Sin embargo, Alejandro sabe cómo aprovechar los elementos básicos del género para proporcionar una experiencia tan rica en texturas y volumen, que es casi palpable. La forma en que mide cuidadosamente cada paso para no desviarse de la norma, puede hacer que Hotel Hastings dé la impresión de pertenecer a un curso intensivo de "Cómo Hacer un Álbum de Ambient", pero al menos te muestra cómo hacer uno bastante bueno. Se recomienda poner atención.