Fuimos Venados
Llan Ticuán
SCORE: 7.2 de 10
El debut de Fuimos Venados difícilmente ofrecerá algo sin precedentes, pero dándole crédito a la banda, el disfrute de las pistas se deriva más de su entrega sincera y natural que de cualquier otra cosa. El álbum comienzan con un brote de energía sólo para flaquear a medida que avanza.
Nunca pensé que el uso incorrecto de la palabra "necrofilia" me haría ruido, y no obstante, ahí estaba a las 3 am, en el último track del álbum debut de Fuimos Venados, un tanto confundido por un sample donde alguien afirma que "algunas civilizaciones optaron por un pensamiento necrófilo, que busca la destrucción de la vida y los recursos naturales". Sí, el contexto y la intención son claros, pero aún así, me pareció una mala elección de palabras. Quizás “tanatocéntrico” o “necrocéntrico” hubieran sido mejores términos, pero qué chingados voy a saber, si tan sólo me dedico a escribir reseñas pretenciosas y con deficiencias gramaticales.
Tuve la oportunidad de ver a Fuimos Venados una vez en 2015, en un show con buena afluencia, bajo un cartel en su mayoría psych-stoner, por lo que dudé un poco antes de acercarme a este álbum, pues pensé que me toparía con un desert-stoner rock predecible y sin incidentes atiborrado de clichés. Afortunadamente, este no es el caso, aunque tampoco puedo decir que el cuarteto tijuanense desafíe las expectativas completamente.
Con una antigüedad de cinco años, los miembros de la banda parecen ser lo suficientemente jóvenes como para no ser un acto revival de psicodelia setentera blanda, pero al mismo tiempo, aparentan suficiente edad como para que su idea de "psicodelia" sea algo más substancial que Tame Impala. Fuimos Venados tiene más en común con la escuela Spacemen 3-Amon Düül II de lánguido garage rock envuelto en misterio, que con el empalagoso psych-pop o los wannabe NEU! de hoy en día. La agrupación se describe a sí misma como post-rock cósmico, y aunque definitivamente suenan cósmicos y rockeros, aún no logro identificar el aspecto "post"; sin embargo, este tecnicismo no afecta la experiencia. Puede que la banda puede esté usando instrumentación de rock con fines meramente rockeros, pero en su mayor parte, no es un rock aburrido.
Difícilmente podemos decir que Fuimos Venados nos está compartiendo algo sin precedentes, pero dándole crédito a la banda, el disfrute de los tracks proviene más de su entrega sincera y natural que de cualquier otra cosa. Aún cuando están envueltos bajo un manto espiritual que nos remite a los primeros proyectos experimentales y de psych-rock mexicanos que pretendían fusionar sonidos y filosofía endémicos con los estilos que estaban adoptando de Estados Unidos o Europa, el orgullo ancestral de Fuimos Venados no es tan manifiesto en lo que concierne a la música; este sólo aparece en sus letras y shows en vivo. Incluso las grabaciones etnográficas son usadas con moderación y se suman al arco narrativo de cada pieza.
El álbum comienza con un estupendo brote de energía gracias a "Elementos". El track tiene una estructura básica en crescendo, pero su crecimiento es totalmente orgánico y su hipnótica cadencia logra mantener enganchado al oyente, y no era para menos, pues el baterista estelar Sebastián Farrugia es quien mantiene el pulso de la canción. Sin embargo, el álbum va perdiendo inercia a medida que avanza. La banda explota la misma fórmula a lo largo de estas cuatro pistas, y aunque funciona en la primera mitad, posteriormente nos topamos con un cul de sac. El álbum simplemente no trasciende a algo superior; en cambio, se vuelve más débil cuando comienza el track titular.
Se podría argumentar que esta falta de crecimiento fue intencional, como una forma de capturar la esencia de una existencia cíclica, pero eso puede ser un análisis exagerado. Además, incluso si ese fuera el caso, la inconsistencia del álbum no se puede excusar debido a su hilo conceptual. Una vez más, para crédito de la banda, las canciones son agradables y la experiencia en general está lejos de ser aburrida, simplemente no hay que esperar que tenga un impacto duradero después de que termine. Si tuviéramos que alinearnos con la visión cósmica de la banda, podríamos decir que el álbum se siente como una estrella moribunda: empezó con un intenso fulgor, sólo para pasar a extinguirse.