Six Asymmetric Studies juega con diferentes elementos sin sonar abrumador o desperdigado; es una excelente demostración del balance que pueden encontrar diferentes géneros conviviendo bajo el mismo techo
Existen tres maneras de hacer fusión musical y dos de ellas son incorrectas. Crear mezclas extremadamente dispares por el simple hecho de sonar irónico u “original” es la ofensa mayor (Pedro Tirado, te estamos viendo a ti). Apilar un montón de estilos diferentes sin algún tipo de conexión coherente puede no ser igual de ofensivo, pero tampoco resulta interesante, pues sólo basta con saber manejar las bases de diferentes estilos y tocarlos uno tras otro.
Estas dos corrientes son las que más predominan por todo el espectro musical y, aunque se aprecia la intención de querer brindar una propuesta nueva, lo verdaderamente fresco es toparse con un proyecto que realmente practique la fusión como tal, tomando elementos de diferentes géneros para combinarlos (no apilarlos) dándole vida a algo completamente nuevo, o en el más humilde de los casos, hacer que el escucha se cuestione qué tanto se puede deformar un género hasta dejar de ser reconocible o cuál es exactamente la esencia de un estilo en particular. Cualquiera puede tomar un acorde y ejecutarlo con un toque skank para que sus creaciones tengan un sonido reggae, pero los parámetros de ese género van más allá de un mero estilo de rasgueo.
Six Asymmetrical Studies es una excelente demostración del balance que pueden encontrar diferentes estilos musicales conviviendo bajo el mismo techo, sin necesidad de sacrificar la esencia de cada uno y sin terminar sonando como un collage: las texturas electrónicas y sintéticas aletean con plena libertad alrededor de los instrumentos de cuerdas, los cuales suenan con toda naturalidad. Gracias a este equilibrio, el álbum no se siente totalmente electrónico ni totalmente apegado a lo clásico o al jazz, sino que crea un universo en sí mismo; uno donde sus creadores saben utilizar la cantidad correcta de ingredientes para que el resultado final no se pueda encasillar tan fácilmente.
Humberto (guitarras, electrónicos) y Mike (contrabajo, electrónicos) se nutren mutuamente en cada uno de los tracks. Por cada textura incorpórea y de dudosa procedencia hay sonidos familiares emitidos por guitarras y el contrabajo (tocado de la manera tradicional y con un arco), y por cada legato o línea de bajo que pudiera estarse acercando mucho a un género en específico, los beats y loops digitales contrarrestan esa familiaridad.
El LP comienza apacible, tomándose su tiempo para materializarse. Poco a poco se va esculpiendo una estructura gracias a una secuencia que se repite con urgencia y para cuando el bajo toca sus primera notas, ya estamos totalmente sumergidos en esta peculiar atmósfera. La manera en que el instrumento se abre camino a través de todos los estratos electrónicos y los beats minimalistas pueden hacer que Studies aparente ser una obra nu-jazz muy influenciada por bandas como Skalpel; sin embargo, sólo se trataría de una de las muchas fases que este LP explora. Hay guiños al avant-garde y a la improvisación no idiomática (“Study II”), hay pasajes ambientales y llenos de glitches, así como también hay un poco de post-rock.
Otro de los logros de esta placa es su naturaleza paradójica. Es una ventana al sonido de la época dorada de sellos como Ninja Tune o Rune Grammofon, pero no evoca nostalgia ni da la sensación de déja vu. Juega con diferentes elementos sin sonar abrumador o desperdigado. Es minimalista pero está lleno de detalles. Tiene un rumbo fijo y, aunque el destino final no parezca familiar, te hace sentir en casa.
"Study V" es el único tema donde un estilo tiene más presencia que el otro; es un track que suena bastante lounge y aunque no es un punto débil dentro del disco, es fácil hacer la comparación con obras como la de Tor Lundvall. La participación del bajo se limita a una misma línea que se repite y sus variaciones quedan enterradas bajo las densas capas creadas por los componentes electrónicos, sacrificando un poco de personalidad.
El último tema le da cierre al álbum de manera sensacional, con un ostinato de guitarra que lentamente se rodea de overdrive, estática, ominosos legatos y amedrentadores drones confeccionados por el contrabajo; estos suenan con tanta claridad, que se puede sentir cada hilo del arco deshacerse al raspar las monstruosas cuerdas de este pesado instrumento. Al contrario de “Study V”, este corte deja claro que los mejores momentos de Studies suceden cuando el dúo utiliza todos sus recursos para darle vida a una canción.
A pesar del equilibrio logrado por esta dupla, esta obra está lejos de ser completamente única. Para no tomar un ejemplo tan lejano o clásico, habría que considerar el trabajo de Mabe Fratti, quien también trabaja con una estética similar, mezclando instrumentación clásica con elementos modernos para crear piezas híbridas, quimeras aurales, que resuenan con estruendo y delicadeza. Sin embargo, la elegancia de su ejecución, su finísima atención al detalle, la profundidad que cada pieza posee gracias a la minuciosa producción hacen que Studies tenga todo lo necesario para convertirse en un punto de referencia de la música experimental mexicana; es la gestación de un nuevo clásico.