Vyctoria
VAV
SCORE: 9 drones de 10
Los clichés post-rock que hacían sonar a Vyctoria como un mini Godspeed por fin han desaparecido; el cuarteto se inclina más hacia lo etéreo, pero el poder de sus furiosos ataques también se ha intensificado.
Hace unos años, alguien me recomendó a Vyctoria diciendo: "Creo que te gustarán estos weyes; a mí se me hicieron más o menillos". Dado que ya había tenido malas experiencias con lo que esa persona en particular consideraba como "las mejores bandas de la historia", pensé que si su veredicto respecto a esta banda era que estaban más o menillos, eso significaría que la música sería genial. Y así fue como navegué a través de los enlaces compartidos en mi Facebook y debo admitir que fue amor a primera escucha.
Aunque el primer álbum no me causó mucha impresión, me alegró poder escuchar algo que no fuera otro tributo a Tame Impala; no fue hasta escuchar su segundo álbum, Ahora Veo Más Claro, que se disipó cualquier titubeo, incluso cuando hubiese deseado que los post-rockismos fueran un poco más sutiles. Era inevitable no pensar en GY!BE debido a las guitarras pesadas, las temblorosas líneas de violín, la tempestuosa sección rítmica y ese amor por llegar clímax a base de crescendos. Aún así, había algo en sus exploraciones sonoras que insinuaba algo más profundo.
Finalmente podemos decir que los clichés post-rock que hacían sonar a Vyctoria como un mini Godspeed por fin han desaparecido, y aunque todavía le deben una buena parte de su sonido a los iconos nihilistas canadienses, ya no es el único punto de referencia. Desde Ahora Veo Más Claro, Vyctoria comenzó a incorporar ejercicios musicales más extremos, como lo demostraron en el track abridor "Sacra Nomine", una canción épica que tomaba tanto del black metal, doom, ambient y drone; se sentía como una mezcla entre Wolves in the Throne Room, Stars of the Lid y Sleep. En este nuevo lanzamiento, el cuarteto se inclina más hacia lo etéreo y abstracto, pero el poder de sus furiosos ataques también se intensificó.
Vyctoria ha optado por sucumbir a sus impulsos oscuros, tiñendo cada pieza con diferentes tonos de negro, haciendo uso de ruidosos drones para crear cataclismos devastadores. El resultado es un caos total, pero es uno que la banda ha aprendido a controlar. La forma en que la cadencia de canciones como "Djinn" y "Abrahel" va y viene, explotando y retrocediendo, se siente como si Vyctoria tuviera a Cancerbero en una correa y este acabara de detectar la presencia de un extraño. El lenguaje en estas dos pistas toma prestado principalmente del drone y el doom metal -“Abrahel” incluso tiene un ligero guiño a “Electric Funeral"- remitiendo al escucha a aquella colaboración entre Boris y Sunn O))), pero con una entrega más cruda y visceral.
La banda también se ha deslindado de esa naturaleza melancólica que estaba presente en sus obras anteriores. VAV comienza con un violento arranque, mientras que Ahora Veo lo hacía con serenidad. Incluso los pasajes incorpóreos más tranquilos realmente no evocan un estado completa de paz. "Timshell" simplemente juega con la idea de serenidad hasta que el violín estalla en vibraciones ansiosas y erráticas. Una dinámica similar ocurre en "Disolver", un sutil drone en donde, una vez más, el violín interrumpe el estado meditativo al incurrir en ligeras atonalidades.
Los problemas con el álbum tienen que ver con su fluidez trunca, así como con algunas decisiones de producción (la tarola tiene un efecto de reverberación cerrada que disminuye su punch), más que con las canciones en sí. VAV comienza con dos épicas monstruosas y, a partir de ahí, pierde su pulso abruptamente y se torna completamente incorpóreo. Este repentino cambio está lejos de sentirse matizado; pareciera que el tracklist se acomodó por orden de semejanza en lugar de con la intención de crear un flujo coherente. El objetivo pudo haber sido el contraste, pero el álbum termina sintiéndose dividido, dando la impresión de que las dos primeras canciones pertenecen a otro álbum por completo.
Más que una señal de evolución o crecimiento, parece que Vyctoria está dejando atrás su verdadero ser para ajustarse a la estética de improvisación libre de Audition Records, el sello encargado de lanzar este LP, ya que estos son una especie de directorio con una predilección casi exclusiva hacia el arte sonoro, lo disruptivo y lo experimental. Desde "Timshell" en adelante, el punto focal es la textura y las sutiles exploraciones tímbricas, pero por hermosas que sean, las piezas realmente no se resuelven ni convergen en nada. "Xompo" crea tensión a medida que avanza, pero no se siente conectada de ninguna manera con "Transformar", incluso cuando comparten una estructura similar.
Afortunadamente, la transición entre lo abrasivo y lo sublime no se siente forzada o pretenciosa; después de todo, estos son elementos que la banda ya había estado usando con anterioridad, y tampoco se trata de una cuestión de calidad; tiene qué ver más con la presentación. Tal vez abrir y cerrar con los temas pesados pudo haber sido demasiado obvio, pero, sin duda, VAV se habría beneficiado de un flujo más fluctuante.
El poder y ambición de Vyctoria son demasiado grandes para ser ignorados; la intensidad de las dos primeras pistas deja un impacto que se extiende a lo largo del álbum como el rastro de humo después de que se ha apagado un incendio, y de las últimas piezas florecen vívidas texturas que pululan con sosiego. Tan abrupto como pudiese resultar, tal vez esa era la intención después de todo: brillar con excelso fulgor para extinguirse tal estrella moribunda, dejando los tallos para que nuevas galaxias se puedan desprender, silenciosa y delicadamente.