GRID
Decomposing Force
SCORE: 8.5 de 10
El trío neoyorkino mantiene su fórmula intacta, pero incrementa en intensidad. GRID sigue tomando del free jazz y sludge, pero las monolíticas piezas con de su debut, se han convertido en ataques maníacos de ritmos descuadrados combinados con líneas de bajo y saxofón envueltas en un rasposo feedback.
En lo que va desde su formación (tres años desde su debut homónimo), el trío neoyorkino, GRID, se han mantenido fieles a su fórmula sin que esto signifique repetirse del todo. En su primer álbum, le dieron vida a estructuras amorfas y pesadas que resonaban con espesor, emanando ásperos tonos provenientes de un sax y un lodoso bajo, haciendo que estas edificaciones fueran tan impenetrables como un cataclismo magnético; el resultado fue abrasivo y meditativo, como si The Thing hubiera unido fuerzas con Sunn O))).
Entre su debut y su último lanzamiento, hubo una breve colaboración con la leyenda del No-Wave, Lydia Lunch, el cual tuvo un enfoque similar en cuanto a composición, pero GRID contuvo su volumen para otorgarle a la voz ronca de Lunch un lugar bajo un humeante spotlight; y ahora, para su segundo álbum, el trío le da rienda suelta a su nivel de intensidad. Aún siguen tomando del free jazz, así como del noise y el sludge, pero las monolíticas y acompasadas piezas que alguna vez formaron parte de su repertorio, se han convertido en ataques maníacos de ritmos descuadrados con tonalidades aún más aglomeradas expelidas por el bajo y saxofón.
Con tan sólo cuatro tracks, la experiencia es breve, pero GRID no retiene nada en cuanto al impacto que estas bestias incontrolables tendrán sobre la audiencia. El saxofón de Matt Nelson deja un rastro fantasmal de reverberación punzocortante y cada nota emitida por el bajo queda enterrada bajo densas capas de siseante fuzz. Esta dinámica se vuelve más y más abrasiva debido a un truco que el trío usó durante las sesiones de grabación: colocando los amplificadores de bajo y saxofón uno frente al otro, lograron que el feedback se intensificara, creando una vorágine tímbrica que le da a las canciones un calidad tempestuosa y áspera.
“Brutal Kings” abre el álbum con dinámicas típicas del free jazz: un saxofón gira fuera de control mientras el bajo y la batería se mueven como una persona desorientada que intenta ansiosamente encontrar su camino a través de una habitación oscura. Hasta la mitad de la canción, los instrumentos retienen su timbre natural, pero se va distorsionando cada vez más, a medida que las frecuencias siguen chocando. Al finalizar, su parada repentina es sólo un breve descanso, ya que "Nythynge" continúa hundiéndonos aún más en la abstracción. La manipulación electrónica hace que el sax suene intermitente y cortado, mientras que el resto de los integrantes hacen su mejor esfuerzo para llenar los espacios vacíos y, dado que ambos quieren hacerlo al mismo tiempo, el resultado es equiparable a una pared gruesa y desigual, comparable con lo que Balázs Pándi, Merzbow y Keiji Haino logran en sus colaboraciones.
Las últimas dos pistas tienen el mismo peso que las del álbum debut -especialmente "Cold Sleep" - con su ritmo glacial y un tono amplio y cavernoso con el que el bajo envuelve al sax, haciéndolo sonar como si este estuviese pidiendo ayuda desde las profundidades de una cueva en pleno derrumbe. "The Weight of Literacy" es realmente un punto culminante debido a cómo logra combinar exitosamente lo explosivo con lo letárgico, y si bien el álbum pudo haberse beneficiado de mantener el momentum que había estaba generando desde el principio, Decomposing Force posee una fuerza innegable y las interesantes texturas sonoras que logra crear a través de su enfoque caótico . Incluso si no representa un cambio significativo, esto es lo que hace GRID y si lo hacen así de bien, ¿por qué cambiar?