Phantoms vs Fire
Modern Monsters 1 and 2
SCORE: 7.3 honest trailers de 10
En su nuevo álbum, PvF logra transmitir una sensación de realización y triunfo, incluso si su entrega puede sentirse demasiado exagerada. Pareciera que, a mayor moderación, más efectiva se vuelve su obra.
PvF le da seguimiento a este ambicioso proyecto, una serie de álbumes todos unidos por una intrincada historia, la cual comenzó el año pasado con My Mind as Your Amusement Park, una épica obra muy apegada al ambient, que mezclaba la melancolía con el horror (muy al estilo del trabajo de Akira Yamaoka) y ahora, con Modern Monsters 1 y 2 -la segunda entrega de esta saga- el artista decidió agregar instrumentación orquestal a sus piezas electrónicas.
Los instrumentos de viento golpean al escucha con un ensordecedor estruendo metálico, las cuerdas apuñalan sin cesar con cada nota aguda, y el órgano lo inunda todo a medida que sus notas sostenidas se hacen cada vez más fuertes. También hay una gran variedad de ritmos programados, que se transforman en cada canción, pasando de sutiles acentos a violentos asaltos marciales. Thiago (la mente maestra tras Phantoms vs Fire) está empeñado en arrojarlo todo en nuestra dirección con la esperanza de hacernos sentir algo, a expensas de sonar un tanto manipulador.
Los elementos percusivos constituyen la mejor parte del álbum, ya que dotan a las canciones con energía y agresión, distinguiéndolas de la naturaleza escalofriante y más delicada de MMAYAP, pero su uso no se limita a esas instancias anímicos. Thiago muestra un sentido de dinámicas muy competente y es capaz de proporcionar diferentes estados de ánimo a través de un distintivo proceso de mutación que impone a sus ritmos, y le dan a cada canción una sensación única dentro del contexto del álbum.
Hay momentos que remiten al júbilo electrónico de M83 ("The Law") e incluso a Mogwai (los últimos minutos de "Necronomicon"), pero el trabajo de Thiago todavía le debe mucho a la obra de Cliff Martinez, debido a esos tensos y repetitivos arpeggios; sin embargo, la manera en que estos se sincronizan con los complejos ritmos programados explota con desasosiego. Estos son los momentos realmente abrumadores y grandiosos durante Modern Monsters, incluso más que sus pasajes quasi-barrocos. Pareciera que, a mayor moderación, más efectiva se vuelve la obra de PvF.
Es necesario tener en cuenta que, al menos, un 80% del álbum da la impresión de ser el score de un trailer para un thriller taquillero. "The Ghost-Eater" incluso tiene la misma sensación que "Lux Aeterna" de Kronos Quartet (aquel infame tema de Requiem for a Dream). Este exageradísimo aire de grandeza que muchas piezas tienen, resulta paradójico, pues su seriedad es simultáneamente imponente y cursi. Esto tiende a repetirse lo largo del álbum: dependiendo de cómo se vea, los inquietos staccatos de las cuerdas, los bombásticos metales y arreglos corales, junto con esa hiperbólica entrega, pueden parecer demasiado auto-celebratorios o como genuinas muestras de intensidad pura.
Sin embargo, esta fijación con lo épico y heroico es intencional. En esta parte del arco narrativo, el personaje principal ya no es un títere de aquellas fuerzas invisibles y desconocidas que le atormentaban a cada momento en My Mind as Your Amusement Park. Thiago logra transmitir una sensación de realización y triunfo, pero se siente demasiado rápido: su impacto disminuye a medida que estos atributos se utilizan, y se usan mucho. Quizás reducir el número de canciones o partir esta obra en dos volúmenes separados hubiese evitado esta redundancia estética.
Las cosas comienzan a mejorar después de "Pharaoh" ya que las piezas comienzan a fluir de manera más natural, ya que ahora se han logrado separar de esas fanfarrias auto-indulgentes y coros exagerados. Esto no implica que MM pierda su toque; sólo muestra que Thiago finalmente ha encontró una manera de mantener más equilibrada la combinación de elementos orquestales y electrónicos. En cierto modo, este último conjunto de canciones se siente más conectado con MMAYAP, pero aún así, Thiago logra proyectar un estado emocional diferente.
Incluso si algunos de los nuevos componentes no funcionan completamente, eso no quita el hecho de que este es un álbum altamente ambicioso; Thiago tomó un gran riesgo para diferenciar este álbum de su trabajo anterior, el cual también fue un rechazo directo de lo que vino antes. Si escucháramos sus lanzamientos en Blackjack Illuminist Records, sería sorprendente saber que esos tres álbumes vinieron de la misma persona; esta inclinación por la variedad es un gran activo para un artista, y Thiago ha demostrado ser todo un camaleón.