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Myuné

Moonlight Face Vol. 2


SCORE: 7.5 Lali Punas de 10

 
 
 

Myuné se desenvuelve dentro de una amplia gama de sonidos y con una dirección discernible. Cada canción se siente llena pero no saturada, y por más sencilla que sea su ejecución lírica, hay algo en su voz que la hace sentir pesada incluso cuando sus palabras están al borde de ser un mero susurro.

Puede parecer injusto comparar los proyectos en solitario de Amor Amezcua (Myuné) y Estrella Sánchez (Estrella del Sol) sólo por el simple hecho de que son integrantes de la misma banda (la ya icónica entidad shoegazera, Mint Field), y porque ambas decidieron extender su personalidad artística a través de delicadas exploraciones de lo etéreo y lo sublime, pero hay suficientes similitudes como para que nos preguntemos por qué no decidieron embarcarse juntas en este viaje, aunque las razones resultan obvias.

Sin embargo, Myuné se desenvuelve dentro de una gama más amplia de sonidos, con un sentido de dirección más discernible y su objetivo no es enterrarse por completo bajo un impalpable velo luminoso de confecciones sonoras y manifestaciones tímbricas. Estrella canta desde las profundidades, como una sirena al acecho, intentando atraer a los transeúntes con sus gemidos hipnotizantes; Amor se siente más como un faro: erguida muy por encima de la superficie, pero no por eso menos misteriosa.

Tal vez se deba a su experiencia como baterista, pero Amor no parece preocuparse demasiado por la textura: su enfoque principal se encuentra en el volumen y el movimiento; la textura sólo se presenta para acentuar el ritmo y cadencia. Este no es un álbum lleno de groove, pero nada se siente estático ni incorpóreo, y cada elemento parece estar empujándose el uno al otro. Cada canción se siente grosa pero no saturada, y por más sencilla que sea su ejecución lírica, la voz tiene algo que la hace sentir pesada, incluso cuando sus palabras están al borde de ser un mero susurro.

El estilo de canto se acopla a la corriente Trebeljahr/Nadler de lánguidos y encantadores melismas, pero Myuné muestra un discreto sentido de melodía, como se muestra en "Moonlight Face", que es el track donde cada recurso que se había estado usando en las canciones anteriores, converge en una hermosa mezcla de elementos electrónicos y orgánicos. Esta es la canción que resume a Myuné: apasionadas voces espectrales -aunque con cierto desapego- que incurren brevemente en desgarradores falsettos; una batería expresiva, matizada y sintetizadores polifónicos que se despliegan omnidireccionales, creando una neblina etérea.

Musicalmente, el álbum encaja perfectamente con las obras de Sol Seppy, Space Lady y, en cierta medida, Laurie Anderson, pero con un toque Tumblr witch. Ese pudo haber sido el punto débil de Moonlight Face, pero, contra todo pronóstico, el álbum realmente se siente genuino y cuidadosamente armado. Esto no quiere decir que se esperara un trabajo descuidado por parte de la artista, pero con la estética esotérica/pagana/bruja en aumento, es natural tener algunas reservas al abordar proyectos como este; personalmente, tenía miedo de que se tratara de una versión aún más light de la tibia oscuridad estilo Dani Shivers. Afortunadamente, ese no es el caso.

Para aquellos que pensaron que Myuné era sólo otro proyecto producto de la vanidad que viene con formar parte de una reconocida banda, este álbum probablemente no cambie su opinión por completo, pero es seguro asumir que, al menos, no se lo podrán considerar un completo fracaso. Algunos podrían voltearle los ojos a la vibra un poco forzada, que es más notable en "Y una vida también", donde la entrega vocal no se siente del todo natural; los fanáticos de Lali Puna se sentirán ofendidos por la copia casi al carbón del estilo de la banda alemana en el primer track y por el hecho de que "Y una vida…" se siente como si los teutones hiciera un cover de "Lazarus" por David Bowie. Sin embargo, para todos los efectos, Moonlight Face Vol. 2 es un buen álbum y logra representar un momento formativo en el desarrollo artístico de Amor.