THPrologo.jpg
 

Teatro Holofrénico

πρόλογος


10

 
 
 

πρόλογος no se puede encasillar en ninguna categoría. Mediante el uso de gruñidos, chillidos, hermosos falsettos y vibratos, así como una amplia paleta sonora, Julián Bonequi evoca sentimientos viscerales sin filtro que son tan individuales como universales.

En densidad20.25 tenemos una política que nos prohíbe hablar dos veces del mismo álbum, y otra que exige que las reseñas sean lo más recientes posible o de lo contrario no se publican. No veo ningún propósito útil para estas reglas, y ciertamente no obtenemos nada gracias a ellas; de hecho, esta práctica ha resultado en que algunos álbumes de los que vale la pena hablar se queden olvidados, ya que han excedido este plazo imaginario. Sin embargo, las cosas están a punto de cambiar, ya que las reglas están hechas para romperse tan pronto se conviertan en obstáculos en lugar de pautas.

Para celebrar esta nueva libertad, propongo un pequeño experimento: tomar cualquier canción de este álbum e incitar a alguien a escucharlo en su totalidad, pero sólo tomando ese track como referencia. Lo más probable es que su experiencia sea muy diferente a lo que esperaba. Esto es lo que sucede cuando el arte se libera de los grilletes estilísticos para crearse completamente desde lo interno. Se puede decir que esto aplica para cada artista, y para ser justos, es cierto; sin embargo, podemos estar de acuerdo en que la mayoría están bastante sujetos a ciertos estándares estéticos y estilísticos.

πρόλογος (Prólogo) no se puede encasillar en ninguna categoría en el sentido de que ninguna de las canciones tiene un hilo que las vincule, fuera del hecho de que Julián Bonequi -el autor intelectual detrás de Teatro Holofrénico- está usando su voz de manera no convencional a lo largo de todo el álbum (excepto en una pista). A través de la omisión del lenguaje hablado, y limitando su entrega vocal a gruñidos, gritos, falsettos y vibratos, Bonequi evoca, sin filtro alguno, sentimientos viscerales que son tan individuales como universales; así mismo, a través de los extremos, nos demuestra que todos los niveles del espectro estético tienen un núcleo emocional que merece ser explorado.

Julián es principalmente un baterista, pero también se adentra en prácticas electroacústicas y el trabajo orquestal, y es gracias a estos antecedentes que puede trabajar con un amplio rango sonoro, tan idiosincrásico como su entrega vocal. "Zero", el tema abridor, nos hechiza gracias a su hermoso pedal de violonchelo -cortesía de Mabe Fratti-, pero el verdadero catalizador de este conjuro es la interacción vocal: el alto registro de Fratti frente a la entrega interválica de Bonequi. Lo que este llega a transmitir con el temblor de su voz es extremadamente conmovedor; suena doloroso y lleno de júbilo a la vez. Es emoción pura.

"Ballad for Nothing" está muy apegada a la música ritual con su repetitivo palpitar acompañado de esa glosolalia gutural a la que Bonequi nos tiene más acostumbrados; de igual manera, en "A body defeated by Anarchy", también se puede apreciar esa batería modificada y amplificada tan característica de Julián, y su manera tan catártica de tocarla. Los matices y la estridencia que se generan por el feedback de cada golpe, hacen que Julián suene con la furia de una banda completa. En contraste, “Hay una línea” parece flotar, como si no pudiera hacer contacto con nada debido a su fragilidad; no hay ritmo, sólo un drone hecho con un arpa de juguete, y Bonequi cantando en su registro más alto, por fin pronunciando palabras.

Por supuesto, ninguna persona es una isla, y hay lapsos de familiaridad que aparecen de repente: "Hay una línea" nos recordará a Meredith Monk, y el alboroto al final de "A body..." suena a unos enloquecidos Sepultura. Tan individual como puede ser la glosolalia, esta práctica está lejos de ser inherente a Bonequi, pero es importante entender que, si bien todos podemos gritar y balbucear, todos sonaremos diferente si lo hacemos de manera espontánea, sin un guión estilístico. La formalidad, no importa cuán sutil, siempre conllevará cierto nivel de réplica. Digo, ¿cuántas Hope Sandovales no tenemos en forma de imitadores de Lana del Rey o Marissa Nadler? ¿O cuántas incestuosas bandas de pseudo post-rock no han nacido de copiar las mismas dinámicas de EITS y GY!BE?

Volvamos a nuestro experimento inicial: ¿Esperabas un caótico asalto como "Before the Words" después de sólo haber escuchado "Only Lovers Left Alive"? ¿Pudiste predecir la delicadeza de "Hay una Línea" teniendo a "Brain Overheats" como única referencia? Ahí radica el genio de Prólogo: en su desafío y la manera en que subvierte las expectativas. ¿Es un álbum perfecto? ¿Va a complacer a todos? Quizás no, pero la perfección y la complacencia nunca deberían ser el objetivo; en cambio, debemos apuntar a la libertad y la individualidad, ya que sólo a través de ellas es que podemos encontrar la unicidad.