Constantino Ernesto

Uróboro


SCORE: 7 de 10

 
 

El debut de Constantino Ernesto está lleno de momentos memorables, pero corto en canciones destacadas. Aunque no parece ser rico en ideas frescas, Uróboro logra capturar e intrigar debido a su naturaleza dual.

Constantino Ernesto es un proyecto unipersonal que se gesta tras la separación de NDSCPLN, conjunto tijuanense que practicaba un rock muy a lo Faith No More en sus momentos menos pesados. Liderado por el multi-instrumentista Kimbalish Heroel, el proyecto se describe como “rock alternativo con tintes progresivos y experimentales”. Tal descripción podría dar la impresión de que las piezas talladas por Heroel y sus músicos invitados cubren varios puntos del espectro y que hay una influencia de una larga lista de bandas arriesgadas y poco conocidas, pero la realidad es que todas las canciones en este -su álbum debut- tienen un mismo sonido: una mezcla de los momentos más angulares de Spinetta y unos The Dead Science menos hip. Constantino Ernesto se siente atrapado en un extraño limbo en donde la música es interesante, aunque carente de ideas innovadoras, pero tampoco se trata de un festival para boomers.

La dinámica es la misma en todo el álbum: todas las piezas tienen tiempos irregulares, progresiones de acordes atonales y complejas, y una entrega vocal que intenta exprimir muchas palabras en espacios diminutos; incluso suena como si todos los instrumentos estuvieran en la misma configuración para cada canción. Pero (y es un GRAN pero), Uróboro logra capturar e intrigar debido a su naturaleza dual. Suena crudo, mas no descuidado; es angular, pero no demasiado técnico; no es arriesgado, pero tiene sus momentos desafiantes, especialmente cuando se trata de sus componentes armónicos y melódicos.

El álbum tiene muchos momentos memorables (especialmente en la sección rítmica), pero sólo algunas canciones destacadas: “En la Contradicción” es el track con más variedad, y muestra que, incluso en su punto más técnico, la banda es capaz de no sonar rígida o demasiado preocupada por el virtuosismo. “Sobre Disfrutar” podría ser otro punto culminante, pero para entonces, la voz ya nos ha cansado con su entrega interválica pero monótona, la cual acapara demasiado espacio, lo que hace difícil ignorarla para centrarse sólo en la música. Hay intentos de paisajes sonoros que no suenan del todo desarrollados, pero eso parece ser más un problema de falta de recursos que de creatividad, aunque esa revuelta del track final no impresionará a muchos, pues a estas alturas, el efecto de audio inverso ya ha sido escuchado a morir.

Es fácil imaginar a la banda diciendo cosas como "Hagamos una transición allegro a una escala en mixolidio y terminemos con un decrescendo en 7/8" sólo para que alguien responda "¡Eso ya lo hicimos! ¿Qué somos? ¿Un acto de pop mediocre y repetitivo?”, Pero aun así, hay una sensación de humildad que evita que Constatino Ernesto se sienta como un círculo snob de prog-rock. Además, el mismo Heroel en una entrevista afirma que es consciente de las debilidades del álbum, especialmente en lo que respecta a su producción. Esto dice mucho de él como persona y artista, y ya lo separa de la miríada de proyectos menos interesantes que creen que están cambiando el curso de la música. Sí, Uróboro tiene áreas que se pueden mejorar -quizás tomar un poco de This Heat podría inspirar un poco más de riesgo- pero, honestamente, si CE decide quedarse con el mismo sonido, no sería tan malo.