Maura Rosa
Duerme, y te cuento
Independiente, 2022
Wilfrido Terrazas. Victoria Carmilla Hazemaze. No se podría hablar de dos artistas que provengan de mundos y prácticas más distintas. Uno se forjó, en gran parte, dentro de la formalidad de lo académico, pero sin dejar de lado ese espíritu aventurero impulsado por la curiosidad, lo visceral y lo espontáneo. Del otro lado del espectro, Victoria se curte en lo casero, en la crudeza del lo-fi, pero con un respeto muy latente por las artes musicales. Una similitud, aunque tal vez rebuscada, sería en la densidad de su obra, pues ninguna se podría describir como easy listening. Ella con black metal, él con música contemporánea.
Sin embargo, hay otro común denominador bajo el cual convergen, y es que este año les vio regirse por una estricta agenda que resultó en una expansión considerable de su catálogo; cada quién a su manera y a su ritmo, pero con el mismo ímpetu, dejando una marca considerable en el inconsciente colectivo de la música nacional. En el caso de Wilfrido, no se trata de cantidad, sino de calidad -aunque queda claro que dos álbumes de larga duración en un año, considerando todo lo que hay detrás de producciones como estas, no es algo para tomarse a la ligera. Por su parte, Victoria liberó álbum tras álbum de caras distintas (así como covers, singles y remixes) y cada uno resonaba fuertemente en diferentes ámbitos con una respuesta muy acogedora.