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Andrea Scala

Coming Back, Leaving Again


SCORE: 7.7 de 10

 
 
 

El baterista italiano Andrea Scala presenta un álbum sólido, matizado y diverso que se desliza fluidamente a través de diferentes instancias de jazz, yendo de la armonía a la atonalidad, sin sentirse forzado o abrupto.

Estamos por comenzar el segundo mes de distanciamiento social, y trabajar desde casa ha perdido el poco encanto que tenía. Claro, se siente bien saber que puedo despertarme un minuto antes de checar mi entrada o que puedo quedarme en cama todo el día si lo deseo, y hacer videoconferencias en ropa interior es bastante divertido; pero, nada de eso no cambia el hecho de que, al final del día, estoy completamente atrapado dentro de mi apartamento. Sin embargo, entre estar con mi pareja y mi gata recién operada (somos esclavos felinos responsables), la música me ha mantenido cuerdo durante toda este embrollo. Ya sea redescubriendo viejos favoritos o manteniéndome al día con lo más reciente, he podido superar la ansiedad colectiva gracias al tiempo que paso con mis audífonos puestos.

Uno de los nuevos lanzamientos que tuve la oportunidad de escuchar es Coming Back, Leaving Again del baterista y compositor italiano, Andrea Scala. Al repasar las pocas pistas disponibles en su Bandcamp, el relajado ritmo al inicio de "Trees" me hizo pensar que este sería otro híbrido jazz-hip-hop-neo-soul (algo así como el álbum debut de Flanafi), pero eso cambió rápidamente cuando entró el resto de los instrumentos (justo como el álbum de Flanafi). Una vez que pude escuchar todo el álbum, me sorprendió gratamente su naturaleza matizada y estilísticamente diversa pero fijada en torno a un léxico jazzístico bastante sólido

Coming Back, Leaving Again se desliza fluidamente a través de diferentes instancias del jazz, yendo de pasajes con una confección limpia -casi estándar- a atonales disparos con tintes de fusion, sin sentirse forzado o abrupto en su ejecución; de hecho se siente bastante orgánico y laxo, incluso cuando sus piezas más angulares están sonando. "Synthesis" abre el álbum con un ritmo punzante que crea tensión sin demasiado rígido, y muestra perfectamente la gran química que Andrea tiene con los músicos invitados; sólo ese aspecto hace que el disco sea bastante agradable, pero no sería suficiente mantenerlo todo junto si las pistas no fueran buenas.

Afortunadamente, las pistas son buenas, incluso si algunos de sus momentos más atenuados suenan demasiado jazz club, lo cual no es del todo malo, pero no se puede negar que Coming Back… brilla más cuando se permite darse rienda suelta. La pieza abridora muestra esta dualidad y la combina con gran efecto, con su ritmo de parada y arranque, punzantes notas en staccato acompañadas de un apacible piano y el timbre acuoso que emana de un Rhodes; la cadencia obtusa e inconexa puede recordar a los cortes más extravagantes de Chick Corea en The Ultimate Adventure combinados con la elegante accesibilidad de GoGo Penguin.

Ese es un elemento clave del álbum: cuenta con la integridad artística suficiente para complacer a un público dedicado, pero sus desvíos experimentales son lo suficientemente sutiles, evitando que sus oyentes más casuales huyan espantados. Temas como "Winter Haze and Far Off Lights" y "Cracked" nunca se exceden con su experimentación; el primero es un modesto interludio ambiental (en lo que se refiere duración) y el segundo -el más destacado del álbum- es un ejercicio King Crimsonezco que se mantiene elegante a pesar de todo el caos que se suscita. En cuanto a la producción, estas pistas podrían haberse beneficiado de un enfoque diferente para resaltar sus atributos, pero funcionan bien dentro del contexto del álbum. "Winter Haze ..." podría haber sido más espacioso y "Cracked" podría haber sido más crudo, pero de ser así, el flujo del álbum se habría visto perjudicado.

Este no es un álbum centrado en la batería, por lo que no cuenta con solos auto-complacientes y fills innecesariamente complejos. Eso no quiere decir que la batería no sea buena (lo es, y bastante), pero dice mucho de la humildad de Andrea como músico. Se trata de un baterista, sí, pero también es un compositor completo, por eso sabe cómo mantener el equilibrio entre sus ritmos y el resto de los instrumentos que lo acompañan; su moderación y versatilidad son bastante elegantes, pero como ya se mencionó, quizás el aspecto más agradable de todo el álbum es su aire relajado y la química comunal. En el estado actual de las cosas, estos tiempos frenéticos requieren música como esta. Dicho esto, debo admitir que sería interesante escuchar lo que Andrea podría hacer al adoptar una postura menos tibia, ya que su estilo realmente brilla cuando se le presentan laberintos para que su batería se abra paso derrumbando muros. Mientras tanto, tomar un descanso y escuchar Coming Back es más que suficiente… y necesario.