Apoteosi

 
 

por Carlos Hyram Ocegueda

Manejándose entre el sonido Canterbury, las idiosincracias del progresivo napolitano y la libertad para explotar en creatividad, Apoteosi presentó en 1975 texturas completamente divergentes, dando muestra de su gran técnica y ejecución, para después desaparecer por completo.


Del seno de una familia afincada en Palmi, Calabria, Italia, con un patriarca inmiscuido profundamente en la industria musical, la infancia de la pequeña Silvana Idá y sus hermanos Massimo y Federico, siempre estuvo llena de armonías y melodías tanto clásicas como contemporáneas y sólo era cuestión de tiempo para que se dispusieran a tomar instrumentos para comenzar a crear por su cuenta. Silvana optó por la voz, Massimo se dedicó a los teclados y Federico se dividió entre el bajo y la flauta. A esta alineación filial se le unieron Franco Vinci en la guitarra y Marcelo Surace marcando el tiempo -y destiempo- desde la batería. Bajo el nombre de Apoteosi, el conjunto presentó en 1975, en un único álbum homónimo, una sesión llena de elementos que nos envuelven en ambientes de ondas sonoras impredecibles y bastante sofisticadas con el distintivo sello del progresivo italiano. Entre melotrones, Hammonds, sonidos de Moog, cantos parroquiales y elegantes pianos clásicos, así como espacios rítmicos prolongados demostrando perfecta sincronía entre batería y bajo, Apoteosi nos muestra la gran dedicación y desarrollo que con tan corta edad tuvieron por el rock progresivo.



Manejándose entre el sonido Canterbury, las idiosincracias del progresivo napolitano -esa dualidad entre lo sinfónico y lo crudo- y la libertad para explotar en creatividad, el grupo presenta texturas completamente divergentes, dando muestra de su gran técnica y ejecución, a pesar de haberse tratado de una banda tan joven en el medio. Lamentablemente, Apoteosi sólo dejó el ya mencionado álbum homónimo dejando la interrogante sobre cómo habría sido su evolución al tratarse de artistas bastante jóvenes.

Gracias a su indiscutible talento y manejo de dinámicas en todos los instrumentos, Apoteosi logra traernos a la memoria a grupos que marcaron una nueva era en la composición y desarrollo del rock progresivo, tales como los ingleses Camel y sus sonidos espaciales, los holandeses Focus, o sus paisanos Il Balletto di Bronzo y Premiata Forneria Marconi que no escatimaban en dinámicas contrastantes, por mencionar sólo algunos de los proyectos más representativos de aquel entonces, que surgían como principales pilares de esa corriente que llevaba a cabo fusiones de composición formal y sonidos poco comunes para la época.




 
 

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