Las ondas quiméricas de Christine Ott
La ondista y compositora francesa anuncia el estreno de Chimères (pour ondes Martenot), un álbum que pone al peculiar instrumento proto-electrónico en el papel protagónico.
Ya van casi 100 años desde que Maurice Martenot inventó un instrumento tan peculiar que, a pesar de figurar en momentos clave de la cultura popular, esta innovadora herramienta musical sigue confinada a los oscuros rincones del inconsciente colectivo. Si se realizara una breve encuesta en una calle con sobrada afluencia, preguntándole a los transeúntes si conocen el ondas Martenot (ondes Martenot) me atrevería a predecir que solamente tres de cada diez personas darían una respuesta afirmativa; pero si se utilizara una muestra de su sonido, probablemente esa cifra aumente (¡Ah! ¡El que suena como navecita espacial!).
Y es que, aún cuando el estruendo emocional del ondes Martenot tiene bastante fuerza, su uso no es muy común. En el ámbito de la música clásica, este armatoste pionero del sintetizador era objeto predilecto de los compositores con una inclinación hacia lo experimental, siendo Varèse, Messiaen y Boulez quienes se posicionan entre los más representativos. En el círculo de la música alternativa-popular, es inevitable no pensar en el polifacético Jonny Greenwood, pues su interés por la música electrónica primeriza lo llevó a incluir el ondes en su trabajo con Radiohead y luego en sus incursiones en solitario.
Sin embargo, hay más compositores contemporáneos que se atreven a explorar los complejos mecanismos de este escurridizo instrumento, siendo los más prominentes Thomas Bloch y Christine Ott. Esta última, está por estrenar un álbum donde el ondes Martenot tiene total protagonismo.
Christine Ott es una compositora, pianista y ondista de procedencia francesa con un amplio portafolio que la ha visto acaparar varios puntos dentro del espectro de la composición. Christine ha fungido como música invitada para obras de agrupaciones como Oiseaux-Tempête y Tindersticks; también ha colaborado con músicos de la talla de Yann Tiersen y ha acompañado a Radiohead en vivo; ha interpretado obras de Varèse y ha compuesto el score para algunas películas. Sobra decir que su nombre aparece en una amplia lista de créditos.
Su trabajo como solista se ha destacado por ser de las pocas obras que cuenten con la presencia del ondes Martenot en más de una pieza, sin embargo, en placas como Solitude Nomade (2009) y Only Silence Remains (2016) había otros instrumentos presentes -principalmente el piano- pero ahora, en Chimères (pour ondes Martenot) Ott ha optado por dejar todo para enfocarse en sus talentos como ondista.
Chimères es una obra desconcertante y encantadora en la que las posibilidades sonoras del instrumento en cuestión son llevadas al extremo a través de diferentes métodos y técnicas: Christine va de notas extendidas que pudiesen pasar por una especie de violín alienígena (el cual es el sonido más asociado al ondes), a arranques atonales y staccatos que nos pueden remitir a las modulaciones y ondulaciones azarosas de aquellas piezas tempranas para los primeros sintetizadores.
Christine logra brindar una experiencia tan peculiar como el instrumento al que le da su merecido protagonismo, pero la calidad de Chimères va más allá de ese aspecto. Incluso si todos los sonidos que se pueden apreciar hubiesen salido de un sintetizador o de un software, eso no les restaría poder ni impacto. Esta obra juega con la percepción temporal al sonar inherentemente anclada al pasado, pero con un innegable toque futurista; Chritine Ott ha creado un bello anacronismo.
Chimères (pour ondes Martenot) se estrena el 22 de mayo en plataformas digitales y en formato físico (CD y acetato) y el lanzamiento será a través del sello francés NAHAL Recordings.