O-OO.EARTH

 
 

Julian Bonequi presenta O-OO.Earth, una serie de entrevistas que resaltan la espontaneidad y la sensibilidad de sus invitadxs, cuestionándoles sobre temas que evaden lo trivial.


Aunque sea en breves menciones o en artículos dedicados, el nombre de Julian Bonequi (Holofrenia, (SIC)) ya se ha visto entre los renglones de más de un texto de esta página, por lo que no es necesaria una presentación formal. No obstante, recalcar su alcance dentro del gremio experimental/avant-garde nunca está de más, pues este abarca tanto territorio nacional como internacional y la importancia de su catálogo, Audition Records, se sigue manteniendo vigente. Bonequi se ha encargado de dar difusión a un sinfín de proyectos que se posicionan a lo largo de todo el espectro de las prácticas sonoras alternas y en su más reciente proyecto de curaduría, ha optado por un concepto bastante único y muy acertado para darle a lxs artistas rienda suelta para explayarse.

O-OO.Earth es una serie de entrevistas no convencionales en las que Bonequi se acerca a distintxs artistas que trabajan -entre otros elementos- con la voz, y les hace preguntas que deberán ser respondidas con una interpretación lírica, resaltando la maleabilidad de las cuerdas vocales y su uso como un medio expresivo que va más allá de las palabras y el canto tradicional. Aquí no se encontrarán las típicas preguntas que apuntan a descubrir influencias, experiencias o vivencias, sino que invitan a lxs artistas a poner en marcha la imaginación. ¿Cómo fue el primer sonido de la conciencia? ¿Cómo te imaginas los sonidos del inicio de la creación del Universo? ¿A qué suena la espiritualidad? ¿La pasión?



Pero, ¿hay una intención más profunda que sólo demostrar la adaptabilidad y la sensibilidad de quienes se está entrevistando? En palabras de Julian, “O-OO viene de Object-Oriented Ontology y a que lo humano no es el centro de nada, como tampoco lo es nuestra percepción de las cosas en la realidad”. Como detalle extra, en la página oficial del proyecto, podemos ver un “.earth” en lugar de los dominios usuales (.com, .net), y a esto, Bonequi responde: “la decisión del dot Earth, es para insistir en la devastación ecológica y la crisis climática -simbólicamente- y sobre la reiteración de que el planeta es nuestra casa -realidad la cual seguimos ignorando. Una simple quota en vez de un dot com asociado a lo comercial, el consumismo o la era del Capitaloceno, en que básicamente todo gira en torno a la industria y al poder del dinero”.

La postura de que lo humano no es el centro de nada queda plasmada -de manera inconsciente tal vez, aunque al tratarse de Bonequi, seguramente fue intencional- en el hecho de que las grabaciones no fueron hechas en un estudio sino en el entorno de cada artista, y los sonidos de fondo quedan plasmados en el “producto” final, a veces lejanos, y a veces bastante presentes acompañando a las vociferaciones. A Dorian Wood, por ejemplo, le siguen las aves mientras interpreta cómo sería navegar en la nada; por otro lado, el tenue sonido de autos distantes se inmiscuye en las respuestas de Micaela Tobin, al igual que en las de Juan Pablo Villa, en donde también podemos escuchar conversaciones y patrullas. Esta dinámica de escucha profunda nos invita imaginar el espacio donde se están llevando a cabo estas curanderías -como las llama el mismo Bonequi- y a incorporar cada elemento ensamblándolo en un todo; su minimalismo exige interacción.



En cada uno de estos tres volúmenes, la aguja recorre todo el espectro emocional, pasando de momentos eufóricos, melancólicos, incómodos, y aterradores. Todo está a flor de piel y su crudeza podría resultar difícil de procesar para quienes no suelan frecuentar este nivel de intimidad y soltura en el arte que consumen. Y debe quedar claro que la idea no es insinuar que se necesita cierto “nivel de inteligencia” para “entender” lo que está pasando -ese ya es un estereotipo caduco-, pero sí se requiere de apertura, vulnerabilidad y sensibilidad, no para entender, sino aprehender e integrar.



 
Jorge CastroComment